¿Se acuerda de Nicodemo y la visita que hizo al Señor Jesús de noche? Jesús le reveló una gran verdad acerca de la necesidad de “nacer de nuevo”. Es conveniente que todos la sepamos.

“Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” 2 Corintios 5:17

Juan 3 relata la historia de la conversación entre el Señor Jesús y Nicodemo. Jesús dijo que para “ver” y “entrar” en el reino de Dios, él tenía que nacer de nuevo. Cualquier pensaría que estas palabras del Señor a Nicodemo no eran necesarias porque Jesús mismo le reconoció como “maestro” de la religión judía, pero de todos modos le faltaba nacer de nuevo. Al principio, Nicodemo tuvo confusión en su mente, preguntando acaso tendría que entrar de nuevo en el vientre de su madre. Era una proposición ridícula e imposible. En realidad, lo que Jesús le quiere decir a Nicodemo es que su condición de aparente privilegio y conocimiento de las cosas espirituales no le sirve para las cosas eternas ni para agradar a Dios. En realidad Nicodemo está tan arruinado espiritualmente que tiene que ser hecho de nuevo, tiene que partir de cero pero ahora, de un punto de vista distinto, superior.

Jesús hablaba de un segundo nacimiento y al llamarlo por este nombre, sugiere que hay algunas similitudes con el primero. Así, en el nacimiento físico, un individuo llega por primera vez a un mundo desconocido como un ser completo para vivir en él. Llega para formar parte de una familia con un cuerpo que tiene potencialmente todo lo necesario para respirar el aire, beber el agua, y alimentarse. El segundo nacimiento no es físico sino espiritual y por medio de él un individuo que lo experimenta llega a ser una nueva criatura. También llega a un mundo nuevo y desconocido para formar parte de una familia distinta, la familia de Dios. Es un ser completo y hay “alimento” disponible para que crezca “en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo” (2 Pedro 3:18). Esta vida es entregada gratuitamente cuando el ser humano reconoce que la naturaleza con que nació primero es pecaminosa. Luego por poner su fe en Cristo el Salvador recibe vida nueva.

La condición pecaminosa es heredada de nuestros progenitores, y con ella, es imposible entrar en el reino de los cielos. Por eso, cada persona necesita un segundo nacimiento, hecho posible por la resurrección del Señor Jesús, pues “en esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él” (1 Juan 4:9). El texto de cabecera describe lo que pasa cuando uno nace de nuevo. Las cosas que nos hacen pecadores condenados delante de Dios, pasan. En su reemplazo hay una condición totalmente nueva. La condición anterior termina y ahora hay una nueva, definitiva, distinta, irrepetible e irreversible. Si alguien cree en Cristo y nace de nuevo, es salvo para siempre. El nombre escrito en el Libro de la Vida jamás se borra, es hijo de Dios para siempre. –DAJ/rc

 

Lectura Diaria:
2 Reyes 3 [leer]
/Jeremías 36 [leer]
/Hebreos 8 [leer]