Qué mundo tan espantoso, Satanás dominando, el mundo violento y peligroso, con el día siguiente incierto y angustioso. Ni pensar en lo que será.

El pecador inconverso en medio, indefenso en tu ciudad, en tu barrio, ¿en tu casa?. El que no quiso creer a merced del mal personificado, de la tribulación más grande que la tierra ha conocido.

Leemos que el diablo perseguirá a Israel y le intentará destruir, pero Dios le librará (Zacarías 12):

“En aquel día Jehová defenderá al morador de Jerusalén; el que entre ellos fuere débil, en aquel tiempo será como David; y la casa de David como Dios, como el ángel de Jehová delante de ellos. Y en aquel día yo procuraré destruir a todas las naciones que vinieren contra Jerusalén” (v.8-9)

Después de dos mil años, Israel reconocerá su profundo error, cuánto se equivocaron y cuánta afrenta infligieron al Mesías, a su Mesías. En el dolor, la angustia y el temor cierto de la muerte se volverán a Yeshua Ben David, a Jesús, el Hijo de David, al Cristo, al hijo de Dios:

“Y derramaré sobre la casa de David, y sobre los moradores de Jerusalén, espíritu de gracia y de oración; y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito” (v.10).

Él derramará gracia, gracia en medio de la tribulación, demostrando una vez más que El salva por gracia, y solamente por gracia (sola gratia, diría Lutero hace 500 años). Él les da espíritu de gracia y oración para que le busquen. También les llama amigos, tal como El mismo Jesús dijo de los suyos (Juan 15:15). Amigos porque Él no es rencoroso con quienes le afrentaron, le entregaron y le crucificaron: “Y le preguntarán:¿Qué heridas son estas en tus manos? Y él responderá: Con ellas fui herido en casa de mis amigos” (Zacarías 13:6).

Continúa la profecía como un reporte detallado de los eventos de aquel día: “Y acontecerá que en ese día no habrá luz clara, ni oscura. Será un día, el cual es conocido de Jehová, que no será ni día ni noche; pero sucederá que al caer la tarde habrá luz”. Luego el Rey viene, en un momento, y establece su Reino: “Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas, la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno. Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre” (Zacarías 14: 6-9).

El período de la tribulación terminará cuando Jesucristo vuelva a la tierra con poder y gran gloria (Mateo 24:29-30; Apocalipsis 19:11-16). Jesucristo establecerá su Reino en la tierra, un reino de mil años. ¿Estarás ahí? ¿Estarás entre los que vienen en la compañía del Rey, que antes fue su Salvador, o estarás entre los que serás despedazados, juzgados y condenados? – rc

 

(Continúa)

Lectura Diaria:
Deuteronomio 20-21 [leer]
/Joel 2 [leer]
/Lucas 12:1-21 [leer]