En la Biblia hay pasajes que mencionan la visita de “reyes y príncipes” al “Redentor de Israel”, “el Santo suyo”, al que es “menospreciado de los hombres”. Estos detalles restringen la aplicación del pasaje a la persona de Cristo en su vida terrenal, en humillación. Dice el texto:

“Así dice Jehová, Redentor de Israel, el Santo suyo, al menospreciado de los hombres, al abominado de las naciones, al siervo de los gobernantes. Verán reyes [melek], y se levantarán príncipes, y adorarán por Jehová” (Isaías 49:7).

 

No se refiere a adoración a un rey exaltado sino a uno menospreciado. Este pasaje tiene una interpretación más concreta hacia el nacimiento de Jesús, aunque en sentido global también puede aplicarse hacia el futuro gobierno del Mesías.

Otro notable pasaje es el que nos habla de su “nacimiento” como ha sido traducido al español:

“Y andarán las gentiles a tu luz, y los reyes [melek] al resplandor de tu nacimiento” (Isaías 60:3)

Esta palabra traducida como nacimiento no aparece en otra parte de la Escritura, y  su significado se refiere al brillo que emana el sol al amanecer [zerak]. Jünemann traduce así este pasaje: “y andarán reyes a tu luz, y gentes a tu fulgor”. Esta  manifestación en luz del ungido de Jehová también la vemos en la profecía relacionada con su venida:

“Saldrá ESTRELLA de Jacob, y se levantará cetro de Israel” (Números 24:17)

“A vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación” (Malaquías 4:2).

 

El mismo Espíritu Santo nos muestra a que cuando se habla de que viene la luz al mundo, tiene que ver con la venida del Hijo de Dios en forma humana:

“El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció” (Mateo 4:16). También tenemos: “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo” (Juan 1:9) y finalmente: “Yo soy la luz del mundo” (Juan 8:12) y “Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana” (Apocalipsis 22:16).

Los magos son, sin duda, representantes de todos aquellos gentiles que con sinceridad buscaban al Rey para adorarle. Son llamados o bien reyespríncipes en la profecía, pero probablemente no refiriéndose exclusivamente a ellos. Esta expresión denota lo exaltado de su persona, pues personajes de alta alcurnia vienen desde el extranjero a rendirle adoración. No debemos considerar que los magos fueran reyes en el sentido de que detentaban autoridad sobre un país o tierra. Más bien la Escritura se refiere así a ellos y a los gobernantes futuros que, en su alto oficio, sabiduría y poder reconocen al Hijo de Dios como el soberano Señor. ¿Le ha reconocido usted? –rc

 

Lectura Diaria:
Ester 1:1-22 [leer]
/Zacarías 11:1-17 [leer]
/Apocalípsis 18:1-24 [leer]