Es triste ver fotos que a veces salen en la prensa mostrando a personas de edad sentadas en un albergue. La información adjunta da cuenta del abandono de ellas. ¿Dónde están sus parientes? ¿Dónde están los familiares que cuando eran infantes recibieron esmerada atención de parte de los que ahora están abandonados? Es un problema social y también espiritual.
“Entonces Hageo, enviado de Jehová, habló por mandato de Jehová al pueblo, diciendo: Yo estoy con vosotros, dice Jehová” Hageo 1:13
Hay personas que se quejan de su soledad, o su aburrimiento. Algunos ancianos dicen que se sienten muy solos, casi abandonados. Los jóvenes dicen que están aburridos mientras buscan una entretención tras otra. Algunos no solamente se sienten solos, sino desamparados. Algunos suspiran por causa de su desolada situación y otros se han resignado a ello. ¿Cuál es la solución? Así como los calmantes no pueden curar la enfermedad, tampoco los recursos artificiales, como el alcohol, o las drogas, pueden ser la solución. A su vez, los abundantes entretenimientos que ofrecen los medios de comunicación también fracasan como receta para remediar la situación.
Solitarios y aislados, día tras día malhumorados y descontentos y desdichados, así es la vida para algunos. ¿Debe vivir así el ser humano? Dios nos ha creado para una vida mejor. Quiere hacernos felices y llenar nuestro corazón de paz. El Señor Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” Juan 10:10. Al comienzo del versículo, dijo: “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir.” El mundo, el pecado, y el diablo son como ladrones que roban al ser humano de su felicidad. Matan sus mejores deseos para tener una existencia más feliz, y destruyen su bienestar. Desde que Adán y Eva pecaron, queriendo tomar las riendas de su vida, todo ha sido cuesta abajo para su descendencia. Tarde o temprano cada uno debe comprobar que la vida sin Dios es una vida sin esperanza y sin consuelo.
En el Señor Jesús, tenemos un amigo fiel que siempre queda cerca. “Él dijo: No te desampararé, ni te dejaré” Hebreos 13:5. Jesús nos conoce y nos comprende y nos rodea de sus esmerados cuidados. Jesucristo es el que nos ama y nos trata con su bondad y su amabilidad, su verdad y su gracia. Si el Señor Jesucristo estuvo dispuesto a dar su vida por nosotros, con su resurrección hace posible que disfrutemos de su presencia en nuestra vida. El cristiano que vive en comunión con su Señor no está aburrido. Antes bien su soledad ha terminado, pues Jesús dijo: “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” Mateo 28:20. Lo que experimentamos hoy en comunión con el Señor Jesús es similar a lo expresado por Hageo el profeta en su día para el pueblo de Dios, “Yo estoy con vosotros, dice Jehová” Hageo 1:13. Así sea. –daj
Lectura Diaria: | ||
1 Cronicas 21 [leer]
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/Ezequiel 20:1-44 [leer]
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/Juan 7:12-30 [leer]
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