Hemos visto someramente las razones diversas por las cuales personas, pueblos y naciones enteras pasaron por alto la venida del Hijo de Dios hace dos mil años. Todas estas razones están presentes en el siglo 21 y son las que en mayor o menor medida explican por qué una persona no recibe a Cristo como su salvador.

“No le recibieron” Juan 1:11

Así, vemos que las preocupaciones, el trabajo y el exceso de actividades impiden ver al Señor, en el caso del mesonero. En la actitud de Herodes está el miedo a perder el señorío y el control de la propia vida. Se ve a Jesucristo como una amenaza. Los líderes religiosos, escribas y sacerdotes, mostraron indiferencia extrema. Conociendo la Escritura y los detalles acerca de la venida del Mesías no se molestaron en ir a Belén a cerciorarse. No cambiaron un ápice en sus vidas y su día a día continuó como si nada distinto hubiera pasado. Ante el nacimiento de Jesús la ciudad de Jerusalén duerme. Sus habitantes no tienen lugar para el Mesías que decían esperar, su religión les basta, su religión es todo lo que necesitan.

En el caso de los habitantes del imperio romano, llenos de dioses de distinto tipo, la idolatría les impide considerar al que nace en Belén. Tal como entonces, la idolatría en diferentes formas está presente en los seres humanos y les impide recibir a Cristo. Terminando la lista, en los habitantes de Nazaret se aprecia que la familiaridad para con la persona de Cristo, a quien conocen desde niño, les impedirá ver en él a alguien diferente, al salvador que necesitan. Esto también ocurre el día de hoy en quienes han sido criados en las cosas del Señor o con conocimiento de las verdades bíblicas. Familiaridad se mezcla con incredulidad y el hombre se pierde.

De manera individual y colectiva a través de la historia, el ser humano ha rechazado a Cristo esgrimiendo o decidiendo en función de alguna o más de alguna de las razones recién mencionadas. No se trata sólo de perderse el nacimiento de un niño especial, como hemos visto, sino del Dios encarnado, el salvador del mundo. Que no sea el caso de algún lector en este fin de año. Le invitamos a considerar al que nace en Belén y que irá a la cruz a dar su vida por sus pecados. Le invitamos a celebrar la venida del Hijo de Dios como la escritura nos la muestra, creyendo en el Señor Jesucristo. –rc

 

“Vedle nacer, ¡Oh, qué maravilla! No en palacio de un gran Señor;

Hasta el pesebre Cristo se humilla; ¡Cuánto le cuesta ser Redentor!”

 

“Vedle nacer en un establo, viene buscando al pecador;

Vedle morir en el Calvario; ¡Cuánto le cuesta ser Redentor!”

 

“Hijo de Dios, Señor de señores, burla y desprecio Él padeció;

Cristo Jesús, varón de dolores, ¡Cuánto le cuesta ser Redentor!”

 

“Ved como muere entre ladrones, puesto en la cruz como un malhechor;

Cristo su vida da por los hombres, ¡Cuánto le cuesta ser Redentor!”

 

 

Lectura Diaria:
Nehemías 4:1-23 [leer]
/Hageo 1:1-15 [leer]
/Apocalípsis 9:1-21 [leer]