Veamos un par de errores más en los cuales podemos incurrir al estudiar la Palabra de Dios.

Sexto, ignorar el contexto bíblico. Hay una frase que resume este punto: “un texto fuera de contexto, es un pretexto”. La Biblia no puede leerse como una colección de versículos inconexos. Cada texto y párrafo responde a una realidad histórica, cultural, espiritual y teológica. Consideremos dos ejemplos breves:

 

Jeremías 29:11 dice: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”. Este versículo es frecuentemente empleado para dar ánimo, enviado en esquelas, en tarjetas y por email, destacando la promesa de Dios de bendición y aplicándola a una realidad personal de algún creyente. Sin embargo, cuando miramos el contexto vemos que Dios está hablando a los israelitas a quienes ha enviado al exilio por sus pecados.  Sólo después de 70 años de exilio, Dios finalmente les traerá de vuelta a su tierra y a la prosperidad. A eso se refiere con “los pensamientos [planes] que tengo acerca de vosotros”, son promesas a una nación específica.

Otro ejemplo está en la carta a los Hebreos. Ahí el escritor está dirigiéndose a hebreos y así debe primariamente leer y estudiarse. Sólo así se entiende el pasaje en Hebreos 10:26-27: “Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios”. Los judíos como nación rechazaron al Cristo, el Mesías prometido. Sin embargo, algunos después escucharon el evangelio que habla de la salvación por la fe en a muerte sustituta de Jesús. Esto es “haber recibido el conocimiento de la verdad”. No obstante algunos decidieron NO creer en Jesucristo y a eso el autor llama “pecar voluntariamente”. Una vez rechazado Cristo, ya no hay, por supuesto, otro sacrificio posible, pues lo que Dios tiene para ofrecer a ellos y al mundo entero –la cruz– es despreciado. Sólo queda el juicio y la condenación eterna (Juan 3:36). Sin considerar el género y el contexto de este pasaje, se llega a grandes y graves errores doctrinales, como incluso hasta decir que, por causa de algún pecado, se puede perder la salvación después de haber recibido al Señor Jesucristo por la fe.

Séptimo, estudiar la Biblia por razones equivocadas. Puede ser fácil leer la Biblia como un ejercicio intelectual, pero adquirir información de este libro no es un fin en sí mismo. El apóstol Juan nos señala el propósito de las Escrituras: “Estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan 20:31). El apóstol pablo añade: “A fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:17). ¿Lee usted la Biblia? ¿La estudia?, entonces dos preguntas más… ¿Ha llegado por medio de ella a creer en Jesucristo? ¿Está maduro y preparado para toda buena obra? –rc

Lectura Diaria:
Génesis 2:4-25 [leer]
/Job 2:11-3:26 [leer]
/Mateo 2:1-23 [leer]