El Hijo de Dios anduvo en muchas oportunidades en la orilla del mar de Galilea, enseñando a la gente, parado o sentado en las laderas que descendían hasta este cuerpo de agua que, como señalamos antes, tenía forma de arpa. Al considerar los muchos milagros realizados allí, podemos suponer que muchos sintieron ganas de cantar alabanzas al Dios por el poder de Jesús en sus vidas. Y las arpas del cielo acompañarían las alabanzas de los que reconocían la gracia del Señor Jesús para con ellos.
“El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció. Desde entonces comenzó Jesús a predicar… “ Mateo 4:16-17
Cristo Jesús, el Hijo de Dios, vino a este mundo y anduvo entre los hombres que vivían cerca del Mar de Galilea. Estuvo entre los pescadores que sacaban los peces de sus aguas. Los faldeos sintieron los pasos del Salvador mientras se dirigía de un lugar a otro como un gran Benefactor ambulante. Jesús también llegó a caminar sobre la superficie del mar de Galilea como si fuera pavimento.
Cuando Jesús dejó Nazaret y estableció su residencia en Capernaum, ciudad en la orilla del Mar de Galilea, su ministerio en esta región está descrito como el cumplimento de algo escrito por Isaías; “para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció.” Mateo 4:14-16. (De Isaías 9:1-2). El área al norte del Mar de Galilea era atacada por los sirios y continúa hasta el día de hoy como zona de conflicto. Los sirios siempre han sido enemigos de Israel y fue precisamente en esta zona donde Jesús comenzó a predicar. Los habitantes fueron privilegiados en los días de Jesús. Gracias a Dios por los cristianos que siguen hoy alumbrando con la luz del evangelio en esta zona. En región de muerte, resplandece la luz del evangelio.
Hay una escena en el mar de Tiberias que significó un recuerdo precioso para Pedro. Fue cuando el Señor Jesús apareció en la playa y dijo: “Hijitos, ¿tenéis algo de comer?” Cuando supo que no habían sacado nada, en un acto de gran misericordia, el Señor llenó sus redes de peces, y luego entabló una conversación con ellos. Iban a recibir una importante lección sobre las prioridades en la vida. Jesús quería que le sirvieran por amor dejando de lado los otros intereses para dedicarse a atender a las ovejas y a los corderitos. Jesús quiere que reflejemos su amor para con ellos pues “salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas.” Marcos 6:34. –daj