“Si vieres extraviado el buey de tu hermano, o su cordero, no le negarás tu ayuda; lo volverás a tu hermano” Deuteronomio 22:1. Lea los versos 1-4.
En la ley de Moisés, se establece los principios de la “Ley de la Devolución”. Claro está que toca el caso de animales como objetos extraviados, y la ley establece el principio que afecta a todo objeto que no esté en poder de su dueño. Se espera que sea devuelto. ¿Acaso tiene aplicación al día de hoy y lo que es espera de nosotros? Una aplicación del principio para el cristiano es la necesidad de asumir la responsabilidad de devolver la propiedad de otro, o aún ¿qué paso su uno daña la propiedad de otro? Si accidentalmente causa una abolladura en un auto, lo correcto es dejar una notita para que el dueño se contacte con la persona que hizo el daño. La preocupación por la propiedad de otro es la que nos lleva a correr en auxilio de los accidentados, o rescatar a los ocupantes de una casa incendiada, o auxiliar a los damnificados por inundaciones. Hacemos todo lo posible para proteger la propiedad ajena. En una escuela superior en Jerusalén, un letrerito apareció en el tablero diciendo, “Accidentalmente quebré una taza azul que no era mía. Favor contactarse conmigo para que le pague el valor. – José Ploni.”
Otra aplicación del principio es la conveniencia de guardar en lugar seguro lo que uno ha encontrado mientras espera que el dueño se presente. Los antiguos entendieron que esto significaba no usar el artículo mientras se buscaba su verdadero dueño. Estas instrucciones dejadas en la ley de Moisés subrayan el principio de restaurar lo perdido. La actividad del pastor en Lucas 15, y en el mismo capítulo el intento del padre de hacer entrar al hijo mayor, nos muestran la actitud correcta para las cosas perdidas. Gálatas 6:1-2 habla de restaurar al perdido; “Cumplid así la ley de Cristo”. Verso 2.
En Markham, Ontario, Canadá, el 27 de Agosto, 2004, tres adolescentes hallaron una bolsa que contenía quince mil dólares. Cuando ubicaron al dueño, él respondió gratificándoles con un premio de quinientos dólares a cada uno. Los tres eran estudiantes segundo año enseñanza media y encontraron la bolsa en un restaurant de McDonald’s. Reconocieron que fueron tentados a quedarse con el dinero, pero se lo entregaron a la policía. Altaf Kassam, un promotor de conciertos iba al banco cuando se le extravió la bolsa. Al encontrarse con los jóvenes honrados, les abrazaba mientras les agradecía reiteradamente. En un mundo de tanto engaño, de robos, de aprovechamientos, es halagüeño saber de aquellos que ponen por obra lo que la Biblia enseña sobre la propiedad extraviada. Hay que hacer devolución de ella al dueño ¿Cómo sería el mundo si todos se guiaran por los principios de la Biblia? El cristiano es llamado a hacerlo diariamente en su vida. –daj
Lectura Diaria: | ||
Levitico 10:1-20 [leer]
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/Salmos 111:1-112:10[leer]
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/Marcos 1:21-45 [leer]
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