En recuerdo de Don David Jones

Estimados lectores:

El martes 20 de agosto de 2013 pasó a la presencia del Señor nuestro amado hermano don David Jones.

Llegó a Chile el 14 de Noviembre de 1959 con su esposa Evelyn. Previamente había contraído matrimonio en 1954 e inicialmente se radicó en la ciudad de Talca. Posteriormente se radicó en San Felipe donde sirvió al Señor y desde esa ciudad a todas las asambleas del país y también, en ocasiones, en el extranjero.

Su labor desde el púlpito, desde su programa radial y los últimos años además a través de internet tenían su contraparte en el trabajo personal y pastoral. Siempre con energía y una sonrisa en su rostro, no vaciló nunca en presentar la verdad bíblica en todo lugar y frente a toda circunstancia. Compasivo y cariñoso, solía hacerse amigo de niños y jóvenes a quienes encantaba con su alegría y chispa.

Un hombre de oración, desde sus inicios en la evangelización en Deep Cove, Canadá, y luego en Chile mostró lo que significaba ser un siervo del Señor con un compromiso de por vida. Se agradeció su sabiduría espiritual en muchos lugares y circunstancias, tanto a nivel personal como con relación a las iglesias locales. Amó este país al cual adoptó como su segunda patria. Cuando se le tocaba el tema, solía decir que deseaba terminar sus días en tierra chilena, sirviendo al Señor.

A principios del año pasado fue diagnosticado de cáncer. Fue intervenido quirúrgicamente pero la enfermedad reapareció con fuerza a fines de año debiendo hospitalizarse por varias semanas. Desde entonces evidenció cierta recuperación que le permitió viajar el mes pasado a Canadá, pero en las últimas semanas su salud se vio otra vez deteriorada. Su actitud y disposición en el hospital, tanto en Chile como las últimas semanas en Canadá, marcaron fuertemente a todos quienes tuvieron que ver con su atención. Hasta el final vivió su fe cristiana como fiel siervo de Dios, impactando a sus médicos y enfermeras con su testimonio pese a su progresiva enfermedad y los dolores que esta le provocaba.

El día de hoy, finalmente, pasó a la presencia del Señor mientras dormía. Partió en paz en compañía de su familia. Le sobrevive su segunda esposa, Sra. Margarita quien le acompañó y cuidó con esmero durante sus últimos años y en su enfermedad, y sus hijos Kathy, Barbara, Dawna-Lynn y David.

Las meditaciones diarias fueron sólo una parte de su diverso y fiel ministerio, aunque su enfermedad le impidió escribirlas últimamente con regularidad como era su deseo y costumbre. Esperamos en el Señor continuar sirviendo al pueblo de Dios en este aspecto, como fue el deseo de don David.

Muchas congregaciones lamentarán su ausencia, partiendo por sus amados hermanos de San Felipe y Santa María. Que las actuales generaciones de hermanos puedan poner por obra lo aprendido, con la ayuda del Señor, y que las futuras se preparen para ocupar el vacío que los grandes hombre de Dios van dejando al partir. rc

“Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen” —  Apocalipsis 14:13