Muchos se pierden la navidad cada año. Pareciera un hecho imposible dado el ambiente que ya se ha comenzado a generar en los supermercados, tiendas y por doquier. Podemos decir que eso no ha cambiado en comparación con el mundo actual.

“No había lugar para ellos en el mesón” Lucas 2:7

La Biblia nos cuenta que no había lugar para José y María, que viajaban a Belén con ella a punto de dar a luz. No hay lugar en la posada para recibirles, mas no sólo en la posada hace dos mil años, sino que tampoco hay lugar para recibir al Hijo de Dios en el mundo actual. Aun en lo agitado de los días que vendrán, la gente no le hará un espacio a Jesús sin darse cuenta que  al igual que la mayoría de los habitantes de Belén, también se perderán la Navidad. Cada uno de los personajes que se perdieron la Navidad cuando Cristo nació tiene su contraparte en la sociedad moderna.

Si bien la escritura no menciona específicamente al mesonero, aquella noche en Belén este hombre fue confrontado por un hombre y su mujer embarazada. Su respuesta fue que no había lugar para ellos en el mesón, así que él se perdió la Navidad y pareciera que tampoco buscó a nadie más para que ayudara a  la madre en trabajo de parto. Leemos:

“Y [María] dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón” (Lucas 2:7). Este es un nacimiento solitario, que ocurre en necesidad y penuria. No hubo matronas que asistieran a María y ni siquiera se nos menciona que José estuviese presente. Posiblemente estaba, pero con seguridad no habría sido de gran ayuda en esas circunstancias.  Podemos decir que un tierno y frágil cuerpo, preparado por su propio Padre para la obra de la redención (Hebreos 10:5), entra al mundo en las condiciones más precarias que pudiésemos haber previsto, pero entra al mismo tiempo más bien bajo los cuidados de ese, su Padre celestial y no del terrenal. Su “entrada en el mundo” es en soledad, en condiciones humanas deplorables, en un establo.

El mesonero ni se enteró que el Hijo venía a este mundo, que el Dios Jehová salvador nacía allí, desdeñado. Se perdió el nacimiento del Hijo por causa de sus preocupaciones y negocios. Era temporada de censo, muchos descendientes del Rey David venían desde todas partes y el pueblo estaría sobrepoblado. El mesonero estaba ocupado, muy ocupado. No es que fuera antipático u hostil, es sólo que estaba muy ocupado, exactamente como millones el día de hoy cuyas vidas están consumidas de actividad. No necesariamente malas cosas, pero cosas que les harán perderse al Hijo de Dios. Que podamos enfocar nuestras prioridades apropiadamente y darle el lugar principal al Hijo, el Salvador del mundo. –rc

 

 

Lectura Diaria:
Esdras 7 [leer]
/Daniel 8 [leer]
/Apocalipsis 3:7-22 [leer]