La mayoría de los cristianos desean servir al Señor. Apenas convertido, Saulo de Tarso dijo, “¿Señor, qué quieres que yo haga?” El servicio más aceptable se caracteriza por una sencilla humildad. Jesús uso un niño para enseñar esta verdad.

 

Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.” Gálatas 5:13.

 

En una reunión bíblica donde los asistentes tenían por costumbre esperar quietamente en oración hasta que por fin alguien hablara, una visita preguntó, “¿Cuándo ha de comenzar el servicio?” La respuesta fue interesante y acertada: “El servicio comienza cuando la reunión haya terminado.” En verdad, el verdadero servicio significa involucrarse en la vida de otros para atender a sus necesidades.

 

En una oportunidad, los discípulos del Señor Jesús llegaron a Capernaum. De repente, el Señor les sorprendió con una pregunta: “¿Qué disputabais entre vosotros en el camino?” Marco 9:33. Jesús no había estado físicamente con ellos, pero sabía perfectamente de su discusión. En verdad fue una manifestación de su omnisciencia, ya que Jesús era Dios. “En el camino habían disputado entre sí, quién había de ser el mayor” Marcos 9:34. Por su parte los discípulos “callaron”, evidenciando su vergüenza por no haber mantenido la comunión que Jesús esperaba de sus seguidores. Su afán por destacarse produjo la desavenencia y el Señor consideró importante que aprendieran una lección. Por lo tanto, “Él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos” v.35. En otras palabras, les enseñó que el siervo requiere un espíritu de humildad para atender a otros.

 

Jesús dio un ejemplo a los discípulos de cómo ser humilde. Un niño que andaba por allí fue llamado y respondió inmediatamente. No se sabe si estaba jugando, o haciendo sus tareas, pero siendo llamado, respondió obedientemente a la voz del Salvador. Se entregó a Jesús, quien le tomó en sus brazos en un gesto de amor para con él. La disposición del niño de hacer lo que el Señor quería fue una marca de humildad. Luego Jesús dijo: “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos” Mateo 18:3-4. ¿Cómo mide el Señor la grandeza? El niño sirvió al Señor cuando fue requerido, sin pedir explicaciones. Respondió inmediatamente y se dejó usar por el Señor en un acto sencillo. Esta es la esencia del servicio; hacer humildemente lo que el Señor pide sin afanarse por las grandezas. –daj

 

Lectura Diaria:
Jueces 6:1-40 [leer]
/Isaías 27:1-13 [leer]
/1Corintios 6:1-20 [leer]