El octavo mandamiento nos conmina a no cometer adulterio. ¿Qué significa realmente?

“No cometerás adulterio” Exodo 20:14

El tema del adulterio ha dejado de ser relevante en la sociedad actual. Sin embargo, el que esté en los Diez Mandamientos nos recuerda que es uno de los primeros pecados de la humanidad. No requirió de mayor explicación de parte de Dios. Israel está a punto de entrar a la tierra de la promesa, y este mandamiento se trata de guardar promesas. Más aun, promesas que tienen que ver con la familia y la sociedad. Son compromisos básicos y vitales a ser guardados por el pueblo que lleva el nombre de Dios. Como hemos visto antes, el pueblo del pacto ha de diferenciarse de las demás naciones en su relación hacia Dios y en su conducta hacia sus semejantes. De la misma manera, el pueblo del nuevo pacto ha de guardar fidelidad hacia su Salvador y Señor.

La prioridad de la fidelidad dentro del matrimonio y la necesidad de guardar ese compromiso público destacan en este mandamiento. Dios es un Dios de pactos, y exige fidelidad en la relación primordial del hombre adulto. Sin esa fidelidad, la base primaria de la sociedad sobre la que descansa toda la superestructura general se destruye. Ahora bien, hay diferentes definiciones de “infidelidad”, sin embargo, lo que está claro es que si alguno, unido en matrimonio rompe las reglas del compromiso sexual o emocional en su relación conyugal, de la manera que sea, esto es infidelidad. Entendemos que diferentes relaciones tienen diferentes reglas; También sabemos perfectamente cuándo las hemos roto.

Pero hay mucho más aquí. Lo que debemos señalar ahora es que Dios presenta el adulterio sexual como figura del espiritual. El adulterio es un tema grave en la Biblia y es un paradigma el adulterio espiritual. Una y otra vez los pecados de Israel contra Dios, practicando adulterio espiritual, son identificados como su pecado primario. Para la humanidad post caída, arruinada por el pecado, la Biblia revela el esfuerzo de un Dios amante tratando de recuperar para sí mismo una novia pura para su único esposo. La historia de la salvación es la gran historia del amor redimidor de Dios y de la determinación de Dios de salvar a su pueblo a través de la sangre de su Hijo para la gloria de su nombre, y Dios salva y rescata a los suyos desde una generación adúltera, desde un pueblo infiel y adúltero, una raza que cambió al Dios creador, protector y proveedor por otro que no tenía derechos sobre ella. Por eso Jesús habla tantas veces de la “generación adúltera” (Mateo 12:39, 16:4; Marcos 8:38). Es el propósito de Dios presentar al novio una novia “gloriosa, sin mancha ni arruga ni cosa semejante” (Efesios 5:27). Nosotros en la iglesia miramos esta promesa de la cena de las bodas del Cordero, como figura final de la restauración de la raza humana en Cristo, volviendo hacia su Dios. — rc

(Continúa)

Lectura Diaria:
Éxodo 15:1-27 [leer]
/Salmos 51:1-19 [leer]
/Hechos 8:5-40 [leer]