En el adulterio espiritual, abandonamos a nuestro Creador negándole a él sus derechos, tal como Israel repetidamente violó el pacto yendo en pos de otros dioses. Sigamos considerando este mandamiento.

“Tengo contra ti, que has dejado tu primer amor” Apocalipsis 2:4

La tentación está siempre tan cercana como para que pudiéramos abandonar nuestro primer amor en pos de otro. ¿Cuál es el primer amor del creyente? Es el Señor Jesucristo. No se trata de una emoción arrobadora por seguir al Señor, ni una sensación de espiritualidad especial. El primer amor de un creyente es su Señor, y de eso se trata el reclamo que Dios hace a su pueblo, y también a la iglesia de Efeso en Apocalipsis 2:4. Tal como Israel repetidamente violó el pacto yendo en pos de otros dioses, la tentación está siempre tan cercana como para que pudiéramos abandonar nuestro primer amor en pos de otro, como para que pudiéramos dejar al Señor.

Interesantemente, las escrituras describen a Jehová como un Dios celoso, que es una expresión matrimonial. Como un marido celoso, Dios no va a compartir Israel con otros dioses, no va a compartir sus afectos y lealtad con deidades paganas.
También como parte de ser pueblo del pacto a Israel se le prohibió casarse con pueblos extraños. Este adulterio espiritual es un tipo de adulterio con consecuencias funestas (sólo recordemos a Acab, Jezabel y Salomón). Nuevamente, entendemos que la ley escrita que Dios da a su pueblo -y por extensión a nosotros, el pueblo del nuevo pacto- es un don dado para que sepamos cómo hemos de vivir y ser felices y al mismo tiempo demostrar la santidad de Dios. Sin embargo, Israel actuó como una prostituta o ramera. Continuamente Dios acusa a Israel de comportarse de esta manera, pero ¿qué hacía Israel para que Dios les acusara de esto?

En Levítico 20:4-6, Israel es acusado de adulterio por buscar falsa revelación a través de médiums y espiritistas. En Números 15:38-40, Israel es acusado de adulterio por sus incontenibles deseos en cuanto a cosas materiales. En Deuteronomio 31:16, se anticipa que Israel adulterará experimentando con prácticas de adoración paganas, no satisfecho con la adoración que Dios demanda. En Jueces 2:16-17, Israel se comporta como adúltero por su idolatría, volviendo las espaldas al único Dios vivo y verdadero. La historia de Gedeón es muy ilustrativa, pues una vez libertados “todo Israel se prostituyó” en idolatría (Jueces 8:27, 33).

¿Qué podemos decir de esto? Que debemos estar atentos y constantes en la vigilancia contra los ídolos, contra los deseos de las cosas de abajo, contra el deseo de modificar la adoración, apartándose de lo ordenado por Dios, con la natural inclinación humana de apartarse de Dios yendo tras otras cosas, otros intereses, otros dioses. Nuestro Dios es un Dios celoso, y quiere nuestro bien. Afirmemos nuestros corazones y seamos agradecidos con Él por lo que nos ha dado y encontremos solo en Él nuestra satisfacción. –rc

(Continúa)

 

Lectura Diaria:
Éxodo 16:1-36 [leer]
/Salmos 52:1-54:7 [leer]
/Hechos 9:1-31 [leer]