La ley de Dios está íntimamente relacionada con su gracia. De esto tenemos amplias evidencias en la Biblia.

 “Pero yo no conocí el pecado sino por la ley” Romanos 7:7

Hay mucha gracia en la ley. Cuando Israel recibió la ley de Dios, recibió también la gracia de Dios. En primer lugar, Dios manifiesta gran gracia con su pueblo al comunicarles lo que requiere de ellos. Es específico, no les deja en la confusión. Los pueblos de Canaán tenían una gran confusión respecto de Dios, mas no así Israel, nación a la que se le revela un Dios que no demanda sacrificios humanos, no exige derramamiento de sangre humana, no les pide autoagresiones, ni otras aberraciones semejantes. De la misma manera que en ese entonces, Dios ha revelado al hombre actual lo que El demanda, y lo ha hecho por medio de su Palabra. No es necesario experimentar una sensación sobrenatural ni poseer algún don distinto. La gracia de Dios se ha manifestado ampliamente al habernos dado su Palabra escrita, disponible para ser leída y conocida.

También Dios manifestó su gracia por medio de la ley, en el poder restrictivo de esta. La ley ordena el andar, permite y prohíbe, no deja en la ambiguedad. Deja el camino claro por donde el pueblo del pacto debe andar. Fue un seguro de vida para Israel en ese entonces. En un sentido más amplio, el pueblo del Nuevo Pacto –la iglesia– debe mirar la ley escrita como la gran herramienta de la gracia de Dios al acusarnos de su incumplimiento y al condenarnos. Dice Pablo: “Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás” (Romanos 7:7). Como ahora sabemos que somos pecadores, porque la ley escrita nos lo dice claramente, debemos ser salvos y nos compele a ser salvos. Es como si dijera “Pero yo no conocí mi necesidad de salvación sino por la ley”. Luego nace pronto la pregunta en nuestros corazones… ¿y cómo soy salvo? Entonces, enseguida la ley nos señala a Cristo, nos hace buscarle, nos hace mirarle: “Da testimonio de  mí”.

Agradezcamos a Dios por habernos iluminado respecto de lo que El quería y quiere de nosotros, por mostrarnos nuestras faltas y por señalarnos a Cristo. —rc

Lectura Diaria:
1 Cronicas 21 [leer]
/Ezequiel 20:1-44 [leer]
/Juan 7:12-30 [leer]