“Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño” Lucas 2:8

Lucas 2 contiene el interesante relato de la visita de los ángeles a los pastores luego después del nacimiento de Jesús. El relato nos lleva a considerar el nacimiento del Señor Jesucristo, con todo lo especial y admirable que es. Sin embargo, en esta meditación consideraremos la actitud que tuvieron los primeros testigos de las “nuevas de gran gozo”, los humildes pastores del campo de Belén. Sin duda ellos eran unos trabajadores responsables, pues si bien era muy avanzada la noche, guardaban las vigilias. Se acostumbraba dividir la noche en cuatro turnos, así, estos pastores velaban y parece que no todos dormían de lo que se deduce del relato. “Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor” Lucas 2:9.

Esto es una preciosa figura de la iglesia en el día de hoy. En la noche espiritual de este mundo, los pastores representan a cada uno de los creyentes, ocupados en nuestro quehacer secular, pero teniendo comunión unos con otros, atentos sin embargo a los peligros que acechan en la oscuridad. Repentinamente reciben un mensaje inesperado, “Os ha nacido hoy… un Salvador que es Cristo el Señor” y temen en gran manera. Es siempre muy solemne recibir un mensaje de parte de Dios. Pero ellos, después de maravillarse de tan grandiosa revelación, toman una decisión: “Pasemos, pues, hasta Belén y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado.” v.15. Como cristianos, aun conociendo las Escrituras, la interpretación y el significado más profundo del nacimiento del Señor Jesucristo, en estas fechas bien podríamos ocuparnos desmedidamente en las cosas de este mundo, y caer en el torbellino comercial y laboral que las envuelve. También podríamos conscientemente mantenernos al margen, en una actitud ajena a lo puramente emocional y consumista, pero bien también quedarnos en el campo, sin “pasar a Belén” y talvez, nadie nos diría nada.

Los pastores nos enseñan, sin embargo, que es más provechoso y una fuente de gran bendición dejar los rebaños, pasar hasta Belén e ir a encontrarse con el Hijo de Dios en el portal. “Pasemos, pues, hasta Belén…” en estos días en que el mundo intenta recordar el nacimiento de Jesús, o cree que lo hace, que los cristianos pasemos a Belén si no lo hemos hecho, que vayamos “apresuradamente” como dice el versículo, que no nos quedemos en el campo, en las vigilias de la noche, que como ellos, demos a conocer lo que se nos ha dicho, y que luego podamos volver a nuestras ocupaciones alabando y glorificando a Dios. Consideremos esta enseñanza y aprendamos que el Señor quiere la comunión con los suyos, sencilla y aparte de nuestras legítimas obligaciones. Y después de todo, “Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho.” Lucas 2:20. –RC

 

 

Lectura Diaria:
Nehemías 13:1-31 [leer]
/Zacarías 9:1-10:12 [leer]
/Apocalípsis 17:1-18 [leer]