La Biblia nos enseña claramente lo que es el egoísmo, y porqué es tan nefasto. Continuemos aprendiendo acerca de esto.

“El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” Mateo 20:28

 

Pablo el apóstol escribió a los Filipenses y describió lo que en esencia es el egoísmo: “Todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús” (Filipenses 2:21). Un ejemplo de la falta de egoísmo en Jesús se ve cuando llegó a Samaria “cansado del camino, (y) se sentó así junto al pozo”. Los discípulos habían ido a comprar algo para comer en la ciudad, dejando al Señor descansando. Cuando una mujer se acercó para sacar agua, inmediatamente el Señor interrumpió su descanso para conversar con ella. No buscó el Señor su propia comodidad, sino buscó el bienestar de otro, y en este caso, el bienestar espiritual de la mujer.

Quienes buscan lo suyo propio tienen interés en alguna ventaja personal. Por ejemplo, ganar y juntar dinero sin escrúpulos es una forma del egoísmo. La Biblia establece que el obrero es digno de su salario. Primeramente el patrón que subestima el servicio hecho por un trabajador y le paga menos de lo que merece, está practicando el egoísmo. Piensa solamente en su propia ganancia, y no el bienestar del sacrificado trabajador. Por otro lado, quienes rinden un servicio deben hacerlo “no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios”. (Efesios 6:6). “Buscando lo suyo propio” también se ve en aquellos que cobran en forma excesiva por lo que han hecho sin que su prestación de servicio mereciera tanto. Todo esto es mucho peor si en alguna manera usamos hipocresía para cultivar nuestro egoísmo. ¡Cuán terrible es el pensar que el nombre de Cristo es despreciado por el hombre mundano a causa de los que deben ser “carta de Cristo” (2 Corintios 3:3). En vez de ser un ejemplo en vivo y en directo del Señor Jesús, hay quienes buscan lo suyo propio y así no manifiestan a Cristo.

El hombre del mundo bien sabe que el creyente no debe ser egoísta, no obstante que el mismo puede estar lleno de este mismo pecado. El apóstol Pablo no era así. Se refirió a “no estar procurando mi propio beneficio” (1 Corintios 10:33). Esta línea de conducta está bien descrita en Isaías 56:11 “Cada uno busca su propio provecho, cada uno por su lado”. Ciertamente es una señal de los postreros días cuando se oye a alguien que profesa ser cristiano aconsejando a otro, “Surja en el mundo aunque tenga que ser condescendiente con los demás.” Quizá no hay muchos que se atrevan a dar tales consejos, pero hay muchos que en sus prácticas lo siguen. Lo contrario al amor no es el odio, sino, el egoísmo. No debemos olvidar para qué vino el Señor Jesús, “el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos” (Mateo 20:28).

— A. Turkington/daj

Lectura Diaria:
Génesis 18:1-33 [leer]
/Job 21:1-34 [leer]
/Mateo 10:1-23 [leer]