“Porque comprados sois por precio: glorificad pues á Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” 1 Corintios 6:20

Veo a mi alrededor tanto dolor y tanta maldad…guerras, hambres, plagas y enfermedades. Hay abusos, injusticias, sufrimiento…gente herida, maltratada, necesitada de amor, y en mi mente surge una pregunta: “¿Dónde está Dios?” ¿Dónde está Aquel que liberó a los israelitas de la cruel esclavitud? ¿Dónde está el Dios de milagros y proezas? Y una voz suave y benigna contesta: “Yo siempre he estado aquí, soy el mismo de ayer, hoy y por los siglos, ¡Yo no he cambiado!”

Es como si nos dijera: “Mi amor, compasión y poder son los mismos. Busco y no he encontrado a quién usar. ¿Dónde puedo encontrar la fe como la de Abraham que estuvo dispuesto a dejarlo todo por seguirme? ¿Dónde están aquellos hombres como Moisés que se atrevió a enfrentarse a faraón? ¿Dónde está el joven como él que se enfrentó al gigante con una honda y cinco piedras? ¿Y dónde encontrar un Nehemías que supo permanecer firme ante los ataques y sin dejarse desviar de la comisión encomendada? ¿Dónde están?”

“YO SOY el mismo, y quiero manifestar mi gloria y hacer los mismos milagros de ayer…mi búsqueda continúa. ¿Dónde encontrar un hombre o una mujer que me pongan a mí antes de cualquier cosa; que amen y se duelan por un mundo que va rumbo a la muerte eterna y estén dispuestos a hacer algo para mi gloria? ¿Serás tú?” –Helen Ussher/daj

 

Lectura Diaria:
Números 4:1-49 [leer]
/Proverbios 1:1-33 [leer]
/Marcos 14:1-26 [leer]