“Miré, y no había ninguno; y pregunté de estas cosas, y ningún consejero hubo; les pregunté, y no respondieron palabra.” Isaías 41:28. “Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase” Isaías 63:5.

Veo a mi alrededor tanto dolor y tanta maldad… — guerras, hambres, plagas y enfermedades. — Hay abusos, injusticias, sufrimiento… — gente herida, maltratada, necesitada de amor, — y en mi mente surge una pregunta: — “¿En dónde está Dios?”; — ¿En dónde está aquel Dios que liberó a los israelitas de la cruel esclavitud?… — ¿En dónde el Dios de milagros y proezas?

 

Y una voz suave y benigna contesta: — “Yo siempre he estado aquí, soy el mismo de ayer, hoy y por los siglos, — ¡No he cambiado! — Mi amor, compasión y poder son los mismos. — Busco y no he encontrado ¿a quién usar?; — ¿En dónde encontrar fe como la de Abraham que estuvo dispuesto a dejarlo todo por seguirme?; — ¿En dónde están aquellos hombres como Moisés que se atrevió a enfrentarse a faraón?; — ¿Dónde aquel joven que se enfrentó al gigante con una honda y cinco piedras? — ¿En dónde encontrar un Nehemías que supo permanecer firme ante los ataques y sin dejarse desviar de mi visión?…

 

 

Yo soy el mismo, quiero manifestar mi gloria y hacer los mismos milagros de ayer… — Mi búsqueda continúa… — ¿En dónde encontrar un hombre o una mujer — que me ponga a mí antes de cualquier cosa; — que ame y se duela por un mundo que va rumbo a la muerte eterna y esté dispuesto a hacer algo? — — ¿Serás tú?” — ¿Por qué cuando vine, no hallé a nadie, y cuando llamé, nadie respondió? ¿Acaso se ha acortado mi mano para no redimir? ¿No hay en mí poder para librar? He aquí que con mi reprensión hago secar el mar; convierto los ríos en desierto; sus peces se pudren por falta de agua, y mueren de sed. Isaías 50:2

 

–Helen Ussher

Lectura Diaria:
Números 23:27-24:25[leer]
/Proverbios 21:12-22:16[leer]
/Lucas 1:1:25 [leer]