Lena Baker era una mujer afro-americana que fue condenada a morir por un asesinato que cometió. Fue perdonada, pero el perdón llegó demasiado tarde.
“Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.” Isaías 43:25.
El titular llamó la atención. “MUJER EJECUTADA CONCEDIDA PERDÓN” ¿De qué valor es un perdón si uno ya está muerto? Lena Baker tiene la fama de ser la única mujer ejecutada en la silla eléctrica en el Estado de Georgia, Estados Unidos. En el año 1945 pagó con su vida por el asesinato de un hombre que según ella, “le había esclavizado e hizo de ella un objeto de continuas amenazas en contra de su vida”. La Comisión de Perdón y Libertad Provisoria oficialmente emitió una proclamación concediéndole un perdón póstumo. El 30 de Agosto, 2005, los descendientes de Lena Baker recibieron el documento oficial en sus manos.
La comisión no halló a la Sra. Baker inocente del crimen. Su decisión fue basada en “un grave error, pues el caso requería misericordia”, y “la clemencia le fue negada”. Lena Baker era negra y declaró que E. B. Knight, hombre blanco, le había contratado para cuidarle. Según los registros de la corte, ella dijo que Knight le mantuvo prisionera contra su voluntad y amenazó con matarle. Ella se agarró del revólver y le baleó cuando Knight levantó una barra metálica para golpearle. Un jurado de hombres blancos la halló culpable y fue sentenciada a morir. Su familia quería limpiar su nombre de culpa y Roosevelt Curry, un “nieto-sobrino” lideró los esfuerzos para conseguir el perdón. ¿De qué le sirvió? No le sirvió mucho en lo personal pues el perdón solamente tiene valor antes que alguien muera. Por lo menos la corte reconoció, aunque tardíamente, que Lena había actuado en defensa propia.
Ser perdonado de parte del Estado significa no cumplir con la condena impuesta mientras esté en el mundo. Ser perdonado de parte de Dios es un acto de la voluntad divina en el cual remite o exime al individuo condenado por su pecado. Sin embargo su efecto no solamente se goza aquí en el mundo, sino también es para toda la eternidad. Obtener el perdón de los pecados es precedido por el reconocimiento de ellos por parte del ofensor. El culpable está imposibilitado para “liquidar la deuda” en su contra y la grata noticia es el Padre quiere hacernos aptos para participar “de la herencia de los santos en luz,” Colosenses 1:12. Para que esta realidad sea conocido, el pecador debe ser “librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino” del amado Hijo de Dios, v.13. Cuando la persona cree en el Hijo, “en quien tenemos redención por su sangre” se puede disfrutar del “perdón de pecados” v.14. La única manera de obtener el perdón divino es reconocer que se es pecador y confiar en Cristo cuya sangre pagó el precio del rescate. Un “perdón póstumo” de una corte en el mundo no sirve para la eternidad. El perdón recibido de Dios es para siempre y podemos decir: “Porque tú, Señor, eres bueno y perdonador, Y grande en misericordia para con todos los que te invocan.” Salmo 86:5. –DAJ
Lectura Diaria: | ||
1 Samuel 17:32-18:5 [leer]
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/Isaías 58 [leer]
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/Romanos 4:1-22 [leer]
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