Cuando uno se siente deprimido y quizás olvidado cuán reconfortante es recibir una palabra de aliento. Tiene que haber sido la experiencia de los israelitas llevados en cautiverio desde Israel a Babilonia muchos años atrás. Dios envió al profeta Jeremías para entregarles una palabra de animación.

 

… yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.” Jeremías 29:11.

 

El profeta Jeremías fue usado para animar a los exiliados que habían sido transportados a Babilonia. Había otros profetas en Babilonia pero no entregaban la palabra de Dios, sino más bien decían mentiras inventadas por ellos. Dijeron que el exilio sería corto, pero Dios dijo que duraría setenta años. Jeremías revela que es lo que Jehová pensaba de su pueblo, a pesar de estar castigado y exiliado en un país extranjero. “Yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros.” La frase debe haber llegado como un bálsamo al corazón de los exiliados. No eran olvidados, sino estaban en la mente de Dios. Los pensamientos que Dios tenía en mente no tenían que ver con más juicio, sino “pensamientos de paz“. Dios tenía un plan en mente y el propósito fue “daros el fin que esperáis“. Sufrían a causa de su rebelión y su desobediencia delante de Dios, pero el castigo iba a terminar y las palabras de Jeremías traían consuelo.

 

Nuestro Dios se llama a sí mismo “Padre de misericordias y Dios de toda consolación” 2 Corintios 1:3. Dios está sensible a nuestra necesidad y Él se compadece de los sufrimientos ajenos. Dios tiene toda consolación y puede suplir una palabra de aliento. Su poder previene que la prueba no sea más allá de lo que seamos capaces de soportar. El pecado en el ser humano es la causa de todo sufrimiento y Dios desea aliviar al ser humano en los momentos de angustia. Ya ha hecho posible una nueva vida a través del Señor Jesús y el pecado no forma parte de esta nueva vida. Mientras esperamos aquel día bendito cuando seamos sacados de este valle de lágrimas, nos asegura que tiene “pensamientos de paz” para con nosotros.

 

El soberano Dios mantiene una vigilia sobre su pueblo, y poco a poco va desarrollando lo que tiene en mente para nuestra bendición y para la alabanza de su gracia. Los israelitas, viviendo como esclavos en un país extranjero podrían pensar en un futuro lúgubre, de profunda tristeza. Pero llegó el mensaje de Jeremías para asegurarles, “los pensamientos que tengo acerca de vosotros no (son) de mal, (sino) para daros el fin que esperáis“. Iguales pensamientos tiene Dios para con nosotros hoy y quiere que vivamos con esperanza. Tal esperanza está vinculada con la persona de Jesucristo. ¿Se acuerda cuando Jesús dijo a sus discípulos que se iba pero volvería “para que donde yo estoy, vosotros también estéis“? Juan 14:3. Es una promesa para el individuo y para su iglesia y nuestro Señor Jesucristo la cumplirá. Pablo escribió a los Corintios que no debemos estar mirando “las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas” 2 Corintios 4:18. La condición para entrar a disfrutar esta esperanza es la fe en la Palabra de Dios, y podemos decir con el Salmista, “pero en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; He puesto en Jehová el Señor mi esperanza, Para contar todas tus obras” Salmo 73:28. –daj

Lectura Diaria:
2 Reyes 4 [leer]
/Jeremías 37 [leer]
/Hebreos 9:1-14 [leer]