La situación que afecta a las viudas es un tema recurrente en la Biblia. Comenzando con las leyes especiales referentes a ellas en los escritos de Moisés hasta la preocupación del Señor por su madre, Dios ha hecho provisión para ellas. Pablo también tuvo instrucciones sobre el trato de las viudas y su mantención.
“Honra a las viudas que en verdad lo son.” 1Timoteo 5:3.
La situación de las viudas ha sido un tema tratado en forma especial de parte de Dios. Las viudas y los huérfanos eran tratados juntos según la ley dada a los israelitas en el Monte Sinaí. “A ninguna viuda ni huérfano afligiréis” Éxodo 22:22. En seguida viene la amenaza de juicio severo contra quienquiera los maltratara, v.24. En muchas partes del mundo, la viuda se ve vulnerable porque está sola para enfrentar sus necesidades materiales. La pérdida de su marido le habría significado tristeza. Su apoyo de años habrá desaparecido y es natural que se vuelva hacia Dios. “Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor” v.23. En el libro de Deuteronomio la viuda es mencionada específicamente once veces con el objeto de obtener un cuidado especial para ella. Es muy interesante ver en Deuteronomio 14 que cuando los israelitas traían su ofrenda a Jehová, era para sostener a los levitas que servían al tabernáculo. También era para “el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra que tus manos hicieren” v.29.
La ayuda para las viudas no solamente tenía que venir de las ofrendas obligatorias, sino también “de la abundancia voluntaria de tu mano será lo que dieres, según Jehová tu Dios te hubiere bendecido” Deuteronomio 16:10. Booz hizo un arreglo especial para Rut y Noemí cuando Rut fue a espigar en su campo. “Booz mandó a sus criados, diciendo: Que recoja también espigas entre las gavillas, y no la avergoncéis; y dejaréis también caer para ella algo de los manojos, y lo dejaréis para que lo recoja, y no la reprendáis” Rut 2:15-16.
El Señor en su ministerio destacó la piedad de la viuda que echó su sostén en el lugar de las ofrendas. Marcos 12:42-43. Se supone que cuando Jesús fue crucificado, José, el marido de María su madre, había muerto. Por lo menos, después del evento en Jerusalén cuando Jesús tenía doce años, José no aparece más. El Señor mismo mostró su preocupación por una viuda, pues “Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa” Juan 19:26-27. En medio de sus sufrimientos, nuestro Señor no se olvidó de su responsabilidad como el primogénito de María, haciendo provisión para ella antes de morir. -daj
Lectura Diaria: | ||
Jueces 14-15 [leer]
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/Isaías 34 [leer]
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/1 Corintios 12 [leer]
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