El texto de la meditación explica en parte uno de los resultados de las pruebas en la vida. De todas maneras no es fácil entender las razones. Dios nos invita a echar nuestra ansiedad sobre Él.
“Esta leve tribulación momentánea produce un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” 2 Corintios 4:17-18.
No pasa un día sin que haya noticias acerca de personas que sufren. “¿Por qué hay tanto sufrimiento?” La Biblia declara que ningún ser humano es bueno, por tanto, nadie tiene derecho de esperar un trato preferencial de parte de Dios. A veces somos los causantes de nuestros propios males. Debemos reconocer que algunos problemas son el resultado de actuar irresponsablemente. El que defrauda a otro no puede esperar ser librado del castigo. Somos los autores de nuestras propias desgracias. No se le concede privilegios al hijo que no sepa honrar a sus padres. Entre los matrimonios, la desconsideración y el egoísmo corroen al amor y después de perturbar las relaciones, a veces termina en una ruptura que trae consigo mucha tristeza. ¿Por qué hay tanto sufrimiento? No es que Dios lo hubiera ordenado así, sino que la gente se lo busca cuando no actúan responsablemente.
Hay científicos en el mundo que dedican miles de horas para hallar una explicación por qué en la gestación de una criatura, se hallan ciertos genes y en otra criatura, hay genes diferentes. Se han visto mellizos, y uno está tranquilo, mientras el otro se ve con mucha agitación. Si los expertos están perplejos para explicar el por qué, más difícil sería para nosotros buscar una explicación. Hemos de adaptarnos a la vida tal como viene. Se requiere cuidado para que lo hagamos en el temor de Dios. Hay eventos en la vida que ocurren de repente como terremotos, huracanes, bombazos, y violencia en la calle. La lista es casi interminable de ocurrencias para las cuales no hay explicación. Nos limitamos a decir que así es la vida y naturalmente preguntamos “¿Por qué?”
Un estudio de la historia humana relatada en la Biblia nos lleva a concluir que Dios usa diferentes medios para efectuar su voluntad, y dentro de este plan hay sufrimiento, y hay pruebas. Consideremos la vida del Señor Jesús para ver si no podemos alguna explicación. Antes que el Señor Jesucristo muriera en la cruz, oró, “Padre, la hora ha llegado; glorifica a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti” Juan 17:1. Cristo tuvo su ojo puesto en el propósito principal de su ministerio, él de proveer redención para el pecador. Esto traería gloria a Dios. Años más tarde, un escritor animó a los cristianos diciendo, “… Despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” Hebreos 12:1-2. Tocó al Señor Jesús sufrir y sabía que después de la prueba, iba a haber gloria para Dios. Dios permite el sufrimiento, y si la fe queda intacta durante el episodio, se consigue gloria para el nombre de Él. Es reconfortante saber que Dios ama, entiende y cuida a los suyos en medio de toda prueba y tentación. El secreto para entender y para recibir la ayuda necesaria es mantenerse en comunión con Dios a través del Señor Jesucristo. Pedro el apóstol dijo eso al respecto: “humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” 1 Pedro 5:6-7. A Él sea la gloria. –daj
Lectura Diaria: | ||
1 Samuel 21-22 [leer]
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/Isaías 61 [leer]
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/Romanos 6:1-14 [leer]
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