Todos apreciamos a los parientes que nos influencian para bien. Tuve un tío que me enseñó a andar en bicicleta y después a manejar el auto. Pero no me habló nunca de lo más importante – la salvación. Menos mal que tuve abuelo y padres que amaban a Dios y me estimularon a leer mi Biblia. Fue mi madre la que estuvo presente cuando me convertí. Lot tenía un tío que a cualquiera de nosotros nos habría gustado tener porque era un hombre de fe.
“El consejo de Jehová permanecerá para siempre; Los pensamientos de su corazón por todas las generaciones” Salmo 33:11
Lot era sobrino de Abram, y Abram es conocido como “amigo de Dios” y “padre” de los que ejercen fe en la Palabra de Dios. Lot comenzó su historia en compañía de su tío, el cual tenía un claro entendimiento de lo que Dios esperaba de los seres humanos. Abram tomaba a Dios en cuenta en cuanto a su vida. Lot tenía un excelente ejemplo en un hombre de fe, alguien que dejaba una buena huella para seguir. Cuando Abram partió de Harán respondiendo al llamado de Dios para hacer el viaje a la tierra de Canaán, Lot acompañaba a su tío. No se despegó de él.
Debemos apreciar a las personas en nuestra vida que sean capaces de enseñarnos el camino de la salvación, y conducirnos al conocimiento de la verdad. En una carta un doctor me relató acerca del matrimonio de su hija Sara y dijo que su marido es un hombre “bueno, preocupado por el bienestar de otros y siempre presto a dar una mano de ayuda al necesitado”. Pero, agregó, “las cosas de Dios parecen no tener mucha importancia para ellos, lo cual nos hace arrodillarnos en oración delante de Dios a favor de los dos”. Agregó el doctor que su hija Sara continúa estudiando en la universidad y trabajaba como consejera para la familia, pero preguntó, “¿Cuáles son los consejos que pueda dar ella si ella misma no toma a Dios en cuenta?” Lot tuvo a un buen consejero en su tío, pero no supo aprovechar lo que tenía a la mano para cuidarse de las influencias nocivas en la ciudad donde escogió vivir.
Sabemos de múltiples casos de personas que se han criado al calor de la Palabra de Dios en su infancia y en su adolescencia, pero se han apartado de los principios enseñados para seguir el camino de la desobediencia. David el salmista entendió qué es lo pasa a los tales: “Medita maldad sobre su cama; Está en camino no bueno, El mal no aborrece” (Salmo 36:4). Oramos para que las personas que conocieron alguna vez la verdad se vuelvan de su mal camino para no sufrir las consecuencias de perderlo todo. –daj
Lectura Diaria: | ||
Deuteronomio 9-10:11[leer]
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/Eclesiastés 11-12 [leer]
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/Lucas 9:1-17 [leer]
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