Es siempre interesante saber cómo un individuo llega a ser salvo. En mi niñez se celebraba una reunión especial el 31 de Diciembre y los hermanos de la asamblea testificaban de su conversión a Cristo. Siempre me resultaba encantadora y años más tarde me tocaba a mí relatar como Cristo me salvó. Me convertí a los nueve años de edad y por eso atribuyo importancia a la labor de alcanzar a los niños con el evangelio.
“Desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.” 2 Timoteo 3:15
Un hermano de edad avanzada conversó con un siervo del Señor, deseando contarle de cómo fue salvo. Dijo: “Quiero contarle como yo, un pecador ya canoso, llegué a ser un hijo de Dios. Yo caminaba un día, cuando un muchacho se paró frente a mí. Me pareció tan cortés en su manera de actuar, que puse oído para saber qué era lo que quería. Con mucho respeto y con voz dulce, me dijo: ‘Por favor señor, ¿Aceptaría Ud. este tratado? … y por favor, leerlo.’ Le digo que hasta aquel día, yo odiaba los tratados cristianos, y cuando alguien se atrevía a ofrecerme uno, me enojaba y le echaba palabras groseras. Pero cuando este chico dijo: ‘Por favor señor, — bueno, me tocó el corazón. ¿Cómo pude yo echar una palabra grosera frente a él, y especialmente debido a sus modalidades tan finas y cortezas? ‘Por favor señor,.. Jamás lo olvidaré.” “Así que, contrario a lo que era mi hábito usual, acepté el folleto y le prometí que lo leería. Dios utilizó a un joven para darme un tratado.
Cumplí con él, y mientras lo leía, mi alma fue bendecida. Me vi como un pecador y entendí que Jesucristo quería ser mi Salvador. Aquel tratadito fue el medio por el cual conocí a Cristo. Esta fue la llave que Dios usó para abrir la puerta de mi endurecido corazón. No me olvido del joven que con sencillez dijo: ‘Por favor señor.’”
El deseo de todo profesor de la Escuela Dominical es ver a los alumnos confiando en Cristo temprano en su vida. No quiere verlos dejando tan importante acto de fe hasta el crepúsculo de su existencia aquí en el mundo, como en el caso del anciano. La mayoría de los que rechazan al Señor en su juventud, no llegan a confiar en Cristo en su vejez. ¡Qué lindo cuando jóvenes se convierten temprano en la vida! Además de querer ver a los niños convertidos, también el deseo del profesor es verlos sirviendo al Señor. No tienen que esperar hasta que sean adultos para testificar del Señor. Timoteo supo desde su niñez acerca de Dios y su poder para salvarle por medio de Jesucristo. Como dije, el que escribe conoció al Señor a los nueve años de edad. Mi madre me mostraba textos de la Biblia y los creí. Padres y madres, y profesores de Escuela Dominical: a ANIMARSE para testificar a los niños y verles convertidos. –daj
Lectura Diaria: | ||
Deuteronomio 5 [leer]
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/Eclesiastés 7 [leer]
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/Lucas 8:1-21 [leer]
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