La fascinante historia de José debe tener mucha importancia, pues Dios ocupa trece capítulos en el libro de Génesis para contarla. Miremos algunos detalles.
“¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?” Romanos 8:31
En la carta a los Romanos, Pablo el apóstol escribió “sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.” Romanos 8:28. Al considerar la historia de José cabe preguntar ¿acaso él veía los sucesos en su vida como cosas que ayudan? José mismo nos contesta, pues a sus hermanos dijo: “Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. Génesis 50:20.
Las diferentes etapas de la vida de José significaron mucho sufrimiento hasta que fuera elevado a ocupar el segundo puesto más alto en Egipto. Solamente el Faraón era más importante. Aborrecido por sus hermanos en la casa de su PADRE, sus hermanos le echaron en un POZO para morir pero le sacaron y le vendieron como esclavo. Llegó en esta situación a Egipto donde fue empleado en la casa de POTIFAR. Debido a la mujer de Potifar, quien le acusó falsamente, José pasó tiempo en la PRISION. Solamente dos años después de ser puesto en libertad, el copero se acordó de él y José fue llamado a interpretar un sueño del Faraón quien le elevó como PRIMER MINISTRO del país. Del Pozo a la Prisión al Palacio, fue un camino ascendente de sufrimiento para José.
No siempre es evidente el bien que Dios busca hacer en nuestra vida. Llama a sus siervos para que seamos fieles en toda circunstancia. José había tenido dos visiones que apuntaban hacia un futuro de grandeza para él. Se las contó a sus hermanos y a su padre quienes se burlaron de él, ya que era el penúltimo de los doce hermanos. Seguramente José vislumbraba la meta futura aunque no le fue revelado le camino para llegar. En el trayecto, José fue probado en posiciones de administración que requerían integridad, honradez y confiabilidad. Así Dios escoge y amolda al hombre para cumplir su voluntad. Su confianza no estuvo en su habilidad de entender sus circunstancias, sino en Dios que está en todas las circunstancias. Los sufrimientos de hoy son los bloques que sirven como fundamento sólido para cumplir la tarea de mañana. El objeto divino en el caso nuestro es para que seamos “hechos conformes a la imagen de su Hijo,” (Jesucristo) Romanos 8:29. ¿Estás sufriendo algo que no entiende? Con humildad, reconozca que Dios está obrando para conformar a la imagen de su Hijo.
–daj
Lectura Diaria: | ||
1 Reyes 2 [leer]
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/Jeremías 10 [leer]
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/Efesios 4:1-16 [leer]
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