Jesucristo manifestó su gran poder y sabiduría delante de muchos de sus seguidores. En cierto momento, algunos se alejaban de Él. Por eso, hizo la pregunta a los doce, ¿Queréis acaso iros también vosotros? La respuesta de Pedro tiene profundo significado.

 

Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” Juan 6:68

 

El Señor Jesús siempre habló con franqueza. Más de una persona dijo: “ningún hombre habla como este hombre”. Otros dijeron que enseñaba con autoridad y no como los escribas. En una oportunidad, Jesús enseñaba doctrina aclarando que “el Espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida” Juan 6:63. Ya sabemos por experiencia que cuando creímos la palabra de verdad, el Espíritu Santo nos dio vida eterna y nos hizo hijos e hijas de Dios. Pablo dijo “por gracia sois salvos por medio de la fe… no por obras para que nadie se gloríe” Efesios 2:8-9. Así Pablo repetía lo que Jesús había dicho que “la carne para nada aprovecha”.

 

Aunque había personas escuchando a Jesús con atención, Él sabía el verdadero estado espiritual de ellos y les habló claramente, diciendo: “hay algunos de vosotros que no creen”. Judas Iscariote se hacía pasar por discípulo y no lo era. “Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar” Juan 6:64. Aceptar a Jesucristo como Salvador o como dicen algunos, llegar a ser cristiano, no ocurre porque uno diga, “sí, yo creo”. Dios conoce el corazón del ser humano y sabe si ha habido un arrepentimiento sincero y fe verdadera en Cristo como el Hijo de Dios. Solamente cuando estas realidades están presentes, puede uno afirmar que es salvo. Jesús lo puso muy claro: “por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre” Juan 6:65. Lo dicho por Jesús no gustó a muchos de los oyentes y “desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él”. No eran discípulos verdaderos, sino solamente le seguían para verle actuar y quizás escucharle. ¿Será esta la razón porque hay personas hoy día que no son salvas de verdad? ¿Será porque no les gusta cuando se predica la Palabra y no desean responder a ella?

 

Viendo Jesús que varios le estaban abandonando por su clara explicación de la verdad y por los términos exigentes del discipulado, el Señor se dirigió “a los doce: “¿Queréis acaso iros también vosotros?” v.68. Habían recibido mucha enseñanza del Señor. Habían visto su poder en múltiples milagros, y era evidente su sabiduría y conocimiento sobrehumano. ¿Es posible que alguien dejara al Señor? Pedro dio la respuesta correcta, “SEÑOR, ¿A QUIÉN IREMOS? TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA” Juan 6:68. En Cristo tuvieron todo lo que necesitaban para esta vida y la vida por venir. Pablo lo sintetizó cuando escribió a los Colosenses, “porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y VOSOTROS ESTÁIS COMPLETOS EN ÉL, que es la cabeza de todo principado y potestad” Colosenses 1:9-10. A lo que es completo, no se le puede agregar nada. Somos ricamente bendecidos en Cristo. NO hay nadie más a quien pudiéramos ir. “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.” –daj

Lectura Diaria:
Josué 23 [leer]
/Isaías 17-18 [leer]
/2 Tesalonicenses 2 [leer]