El gran terremoto en Japón y el tsunami que lo siguió han dejado muchas lecciones para los políticos y los expertos en desastres. Dejan una lección para nosotros también.
“El hombre que reprendido endurece la cerviz, De repente será quebrantado, y no habrá para él medicina.” Proverbios 29:1.

En mi computador tengo una foto de una estela erigida en la aldea de Aneyoshi, Japón. Es como un hito en el camino. Son muy visibles las letras esculpidas en japonés. La foto acompaña un artículo de prensa y dice que hay varias de estas en diferentes partes cercanas a la costa donde entró el tsunami después del terremoto el 11 de Marzo 2011. Las estelas datan de seis cientos años atrás, pero la aldea de Aneyoshi no sufrió tanto daño a pesar de estar ubicada en la zona afectada. Cerca de la aldea, hay una estela que advierte de la destrucción que pueda causar un tsunami y la precaución que deben tomar los habitantes que viven cerca de la costa. Esculpido en la roca es este mensaje “Habitaciones en alto traen paz y armonía a nuestros descendientes. Acuérdense de la calamidad de los grandes tsunamis. No construyan casas más abajo de este marcador”. Parece que muchos de los residentes en la costa de Japón no tomaron en cuenta la sabiduría dejada por sus ancestros.

Varios en Aneyhoshi hicieron caso de la advertencia y sus casas se quedan intactas hasta el día de hoy. Sin embargo, en otros pueblos donde no obedecieron la advertencia, hay restos de las edificaciones que flotan en el agua o están diseminados en la playa. ¿Y qué de los habitantes? Hubo muchos muertos y algunos todavía desaparecidos. El mensaje escrito en el pasado en los centenares de estelas levantadas queda relevante para el tiempo presente. No todas las estelas indicaban donde construir, pero muchas decían, “si hay un terremoto, cuidado porque vendrá un tsunami”. Muchos edificaron muros de contención para protegerse del agua pensando que en 1960 el tsunami chico no hizo mucho daño. Yotaru Hatamura ha estudiado las estelas y dijo: “la gente tenía conocimiento crucial de esto, pero estaban tan preocupados de su vida y de su trabajo, se olvidaron”. Una de ellas en el pueblo Kesennuma dice: “estad siempre preparado para los tsunamis… Escoged la vida sobre sus posesiones y sus tesoros”.

Desde su casa que estaba en alto Tetsuko Takahashi observó a sus vecinos que no tomaron en cuenta la advertencia. La mujer tiene 70 años de edad y vio que después del terremoto y antes del tsunami, hubo personas que corrieron a sus casas para recuperar sus posesiones y guardar su “tatami”, una especie de lecho usado para dormir en el suelo. “Todos se perdieron” dijo. Fumihiko Imamura es especialista de planificación para desastres de la Universidad Tohoku en Sendai. “Se demoran tres generaciones para que la gente se olvide. Los que sufren el desastre advierten a sus hijos y ellos se lo dicen a los nietos. Hasta allí llega el recuerdo y después se desvanece”. Los habitantes de Aneyoshi fueron más avisados. Todos construyeron en alto. Yuto Kimura tiene doce años y dijo: “todos conocemos los hitos. Los estudiamos en el colegio. Mi mamá me buscó en la escuela y la aldea entera subió a las partes más altas”. Isamu Aneishi tiene 69 años de edad y dice que sus antepasados llevaron a la familia más de cien años atrás a instalarse en la parte alta. Pero sus tres nietos estaban en la escuela básica a 150 metros del mar. La escuela yace en ruinas y los cuerpos de sus tres nietos aún no se encuentran. Estos hechos verídicos del mundo actual nos hacen pensar en la advertencia escrita por el profeta Amos “prepárate para venir al encuentro de tu Dios” Amor 4:12. El evangelio que se predica constantemente se levanta como una estela en el camino. Llama al pecador a buscar la vida eterna en Cristo Jesús. Requiere arrepentimiento y fe en el Señor Jesús. De esta manera el pecador se salva de la condenación eterna y cuando la muerte sorprende o Cristo viene, la persona creyente en Cristo se salva. Muchos japoneses ignoraron las múltiples advertencias y perdieron todo. Sobre todo, perdieron sus vidas. Hagamos caso del mensaje bíblico para nosotros mismos para no endurecer la cerviz y así evitar la condenación eterna. –daj

Lectura Diaria:
Deuteronomio 14:22-15:23 [leer]
/Cantares 5:2-6:9 [leer]
/Lucas 10:25-42 [leer]