“¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!” Revelación 19:6

Aleluya es una transliteración de dos palabras hebreas y representa un llamado a la alabanza al Dios eterno. Literalmente “alabad a Jehová”, entendiendo como hemos dicho en ocasiones anteriores, que Jehová es el nombre propio del Dios de Israel dado por él mismo a su pueblo. Se refiere al Dios eterno, que se sustenta a sí mismo, sustentador de la creación, sin tiempo, sin causa mas él es la causa de todas las cosas. Entonces, constituye un llamado a reconocer a ése Dios incomparable. Encontramos esta expresión en los salmos, primeramente en el 104: “Sean consumidos de la tierra los pecadores, y los impíos dejen de ser. Bendice, alma mía, a Jehová. Aleluya” (Salmo 104:35). En los capítulos 111-113 cada uno comienza con un “Aleluya”, del 115-117 cada uno termina con esta expresión, y del 146-150 cada uno comienza y termina con ella.

Aleluya no aparece en ninguna parte del nuevo testamento hasta Revelación 19:1, 3, 4  y 6 en el contexto de un cántico de los santos en el cielo: “Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro” (v. 1). Fue tomado por la iglesia primitiva en su ceremonial y vino a ser una manifestación característica de gozo siendo cantado especialmente con relación a la celebración de la resurrección de Jesús en algunos lugares.

Lo cierto es que este término siempre, tanto en el antiguo como en el nuevo testamento, tiene que ver con el reconocimiento del Dios eterno en su poder y voluntad soberana, y de su señorío total. Debiéramos notar, como hemos mencionado, que el último capítulo de la Biblia contiene esta alabanza sólo cuatro veces y surge del corazón de una gran multitud que reconoce el reinado y  la supremacía y poder divinos. No se trata, en consecuencia, de una forma corriente para alabar a Dios, sino que conlleva las ideas de dependencia de la criatura para con su creador, y además del justo juicio del pecador. En círculos llamados cristianos, lamentablemente el uso de esta palabra se ha superficializado tanto que no es extraño oírla repetida una y otra vez como estribillo en coros, cantos y canciones con temática cristiana. Se canta superficialmente y de mala manera, sin discernir su significado.

Tengamos mucho cuidado pues la advertencia al principio de la Escritura es muy clara: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano” (Exodo 20:7). Que el Señor nos permita discernir en cuanto a nuestra adoración, lo que pensamos y cantamos, y lo que decimos cuando pretendemos dar honra a nuestro Dios. rc

 

Lectura Diaria:
Josué 18-19 [leer]
/Isaías 13 [leer]
/1 Tesalonicenses 4 [leer]