Cada cristiano sincero tiene una preocupación constante por cuidar de su andar delante de Dios. Andar es la palabra que Pablo usa para referirse a nuestra forma de vivir en el mundo. Hay ejemplos bíblicos de personas que supieron andar bien delante de Dios.

 

Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto” Génesis 17:1

 

Andar es tan común a los seres humanos que resulta interesante que Pablo el apóstol usara la palabra para describir cómo debemos vivir la vida cristiana. Se supone que alguien andando 1) está en movimiento; 2) está avanzando; 3) tiene una meta por delante; y 4) no va a descansar hasta llegar a su objetivo. Las instrucciones dadas por el apóstol demuestran las variadas formas en que el creyente en Cristo debe andar. “Andad en el Espíritu,… andad en amor,… andad como hijos de luz… andad en él (Señor Jesucristo) y… andad sabiamente”. Estas son algunas de las exhortaciones. ¿Cuántos cristianos hoy día están parados sin avanzar mucho en su vida cristiana? ¿Es posible que algunos estén retrocediendo?

 

Dios indicó a Abram lo que esperaba de él en vista de lo que iba a hacer en su vida. Los éxitos y los fracasos de su vida anterior están en el pasado y Dios mira hacia el futuro. Jehová le hizo promesas pues iba hacer de él, el padre de muchas naciones. Iba a cambiar su nombre y establecer un pacto que nunca sería cancelado. El efecto que tuvo sobre Abram fue que “se postró sobre su rostro” delante de Dios mientras “Dios habló con él” Génesis 17:3. Andar delante de Dios equivale a tomarle en cuenta y de esta manera encontrar el camino a la madurez (desarrollo completo) como hombre de fe.

 

La palabra hebrea traducida “delante de” es usada más de  dos mil veces en el Antiguo Testamento y el significado predominante es “delante del rostro”, o mirando “hacia la cara” de alguien. El deseo de Dios para con Abram fue que anduviera mirando hacia el rostro de Dios. Años más tarde, David dijo a Dios, “Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; Con cánticos de liberación me rodearás. Selah” Salmo 32:7. La respuesta de Jehová es similar a lo que escuchó Abram antes, “te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos” v.8 Con el rostro de Dios mirando a David, y el rostro de Abram dirigido a Jehová, cada uno podría ser guiado en su andar en este mundo. Ojalá que andemos con el rostro vuelto hacia Dios para conocer su voluntad y aprobación de nuestro andar. Pero también el rostro puede servir de reprobación como en el caso de Pedro cuando dijo: “…hombre, no sé lo que dices. Y en seguida, mientras él todavía hablaba, el gallo cantó. Entonces, vuelto el Señor, miró a Pedro; y Pedro se acordó de la palabra del Señor, que le había dicho: Antes que el gallo cante, me negarás tres veces. Y Pedro, saliendo fuera, lloró amargamente” Lucas 22:60-62. Abram, David y Pedro tienen algo que enseñarnos. –daj

 

Lectura Diaria:
2 Cronicas 21-22 [leer]
/Ezequiel 40 [leer]
/Juan 17 [leer]