“Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste” Juan 17:25

 

Blaise Pascal fue un cristiano y científico francés nacido en 1623 y muerto 39 años más tarde en 1662. Su madre murió cuando tenía apenas tres años y su padre decidió educarle en casa. A los 12 años de edad, descubrió que la suma de los tres ángulos en un triángulo es la misma de dos ángulos rectos. A los 16 años publicó artículos sobre la geometría que causó gran admiración entre los eruditos. Inventó la primera calculadora aritmética entre los años 1642 y 1645 para ayudar a su padre a cobrar los impuestos. Su padre sufrió un accidente, y por ese tiempo conversó bastante con dos religiosos que fueron llamados para cuidarle. El joven Blaise buscaba algo para satisfacer el vacío en su corazón y mientras tanto hacía experimentos sobre la presión atmosférica, e incluso hoy la meteorología habla de pascales como medida de presión. Cuando su padre falleció en 1651, Pascal escribió a su hermana acerca de la muerte y el impacto que tuvo sobre su vida espiritual. Continuó sus estudios científicos y matemáticos y es reconocido por su contribución al entendimiento de variados fenómenos naturales y la hidrostática. En 1654 junto con Pierre de Fermat formuló la teoría matemática de la probabilidad, fundamental en estadísticas actuariales, matemáticas y en los cálculos de la física teórica moderna.

Pero ese mismo año, casi perdió la vida cuando unos caballos que tiraban un carruaje se espantaron y quedó colgando de un puente sobre el río Sena. Esto le afectó tanto que el 23 de noviembre de 1654 se convirtió de lleno al Señor Jesús, mientras leía en Juan 17. Tuvo un encuentro personal con Dios e instantáneamente sintió gran tranquilidad en su corazón. Ocho años más tarde escribió su testimonio en un pergamino que cosió al forro de su abrigo: “De las diez y media hasta las doce y media. … Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, no de los filósofos y pensadores. Seguridad, gozo en el corazón, paz. … Gozo, gozo, gozo, lágrimas de gozo”. Se dedicó a vivir el resto de su vida para conocer a Dios y para servirle. Pascal publicaba en forma anónima escritos sobre temas religiosos. En uno de estos afirmó que tener fe en Dios es un acto muy racional. La frase es famosa: “Si Dios no existe y no crees en él, nada pierdes, pero si en verdad existe y no crees, lo pierdes todo”. En sus tiempos, las discusiones vitales se hacían a través de escritos y publicaciones, y esto es lo que Blas Pascal hizo. En sus escritos afirmó de su fe en Dios.

 

Fue reconocido como un físico, matemático, filósofo cristiano y escritor. Muchas veces se sintió avergonzado por los muchos talentos que poseía. Escribía sobre los seres humanos y su relación con Dios usando a menudo el modelo de un problema geométrico. La apologética es una obra monumental que no logró terminar, y se divide en dos: «Primera parte: La miseria del hombre sin Dios. Segunda parte: La felicidad del hombre con Dios». En los últimos años de su vida perdió interés en la ciencia para dedicarse de lleno a ayudar a los pobres y a reunirse con cristianos en París. Murió a los 39 años dejando un gran legado para este mundo, pero su depósito mayor estaba en el cielo, en Cristo.

daj/rc

Lectura Diaria:
2 Reyes 23 [leer]
/Lamentaciones 3 [leer]
/1 Timoteo 6 [leer]