¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria? Salmo 8:4

La tercera figura de Lucas 15 tienen que ver con dos hijos. Las dos parábolas anteriores han mostrado un elemento perdido y una gran mayoría que no lo está, al menos evidentemente. Hay un esfuerzo grande de búsqueda, primero por un hombre y luego por una mujer, y las historias terminan con una fiesta en la cual el gozo por haber hallado lo que estaba perdido es el gran motivo. Desde el verso 11 vemos que la figura es más compleja y más completa. También hay un individuo perdido pero en este caso, su hermano –el hijo mayor– también lo está, aunque dentro de la casa. El relato es fácilmente comprensible para los de aquel entonces y para nosotros.

Se trata de un joven que desea independizarse de la autoridad paterna pero de mala forma. En realidad está hastiado de la figura paterna, de sus reglas y responsabilidades y sólo quiere el beneficio material que su padre puede darle. En aquel entonces y también ahora, una vez muerto el padre habría herencia o patrimonio a repartir, no antes. Al hijo menor le correspondería según estaba escrito, un tercio del total (Deuteronomio 21:17). Esta actitud de requerir a su padre que le dé su parte –que no le corresponde aun– en realidad representa el deseo no confesado de que su padre estuviese muerto, no existiese. Le molesta la autoridad paterna. Aquí podemos reconocer la historia de todo ser humano: creado por Dios mas perdido en delitos y pecados, no se somete ni quiere estar bajo la autoridad divina, le molesta. Quiere, eso sí, recibir los “bienes” que cree le corresponden: vida, salud, autodeterminación, independencia.

En el nuevo testamento leemos que los seres humanos “no aprobaron tener en cuenta a Dios” (Romanos 1:28). Siguiendo sus propios deseos e inclinaciones al mal, han decidido independizarse de Dios y vivir su vida lejos de su palabra y de sus mandamientos. ¿Es esta la actitud de algún lector? David comprendió la condición real del hombre delante del creador todopoderoso: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo:¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? (Salmo 8:3-4). Pero el hombre cree que es alguien e ignora a su Dios. Más bien debemos reconocer que “los bienes” que tenemos son dones suyos, y que nuestra vida depende de él. En este día reconozcamos su señorío y humillémonos delante de él en obediencia. rc

(Continúa)

Lectura Diaria:
1 Samuel 18:6-19:7 [leer]
/Isaías 59 [leer]
/Romanos 4:23-5:11 [leer]