“Yo soy el que borro tus rebeliones” Isaías 43:25

La primera parte de la parábola del hijo perdido se completa como las dos anteriores con una fiesta, con el gozo en la familia celestial por la salvación del hijo perdido. La misericordia del padre triunfa por sobre las circunstancias y los años perdidos. El padre no castiga al hijo que vuelve, no le desprecia. No le humilla delante de los demás, no le recrimina, no le encarcela ni le destruye. Así es el  Padre celestial con sus hijos. En este padre tenemos una figura muy hermosa pues es la única vez que vemos en la Biblia una idea que Dios corre. El mensaje es que Dios se apresura a acoger y a perdonar al que viene necesitado y pobre. El hijo parte la historia diciendo “dame” (v. 12) y vuelve diciendo “hazme” (v. 19). El cambio en su interior es radical y da cuenta de la actitud de siervo que cada pecador perdido debe tomar delante de Dios cuando busca misericordia y perdón.

La restauración es completa. El padre viste al hijo, le dignifica, le bendice y provee. En cierta manera, le re-equipa otra vez para vivir y ser productivo. Ahora puede participar de las bendiciones de la familia no en una posición disminuida sino en una rehabilitada. No se avergüenza de llamarlo hijo. Un detalle importante, que es un eje mayor de esta historia. La celebración requiere de la muerte de un animal, un becerro. Así es que la figura del Cristo crucificado  una vez más es central en el perdón de un pecador. De la misma manera que en esta parábola, en la vida de cada ser humano perdonado y salvado por Dios –hallado– la muerte de Cristo es la que hace que sea posible su restauración hacia Dios.

La figura del cordero de Dios que quita el pecado del mundo (Juan 1:29) es central en la Escritura. Isaías 53 nos lo describe como oveja siendo llevado al matadero, pagando por nuestros pecados. El padre recibe al pecador perdido que se arrepiente y se vuelve a Dios en virtud de la muerte vicaria de su hijo Jesús en la cruz del Calvario, el precio lo pagó él, víctima inocente mas voluntaria para darnos la salvación. La fiesta es posible con el becerro muerto, la salvación es posible con el cordero de Dios muerto. ¿Es este su cordero? ¿Ha sido usted beneficiario de la muerte de Cristo? Recíbale como su salvador con actitud humilde y recibirá el perdón de Dios. rc

 

Lectura Diaria:
1 Samuel 21-22 [leer]
/Isaías 61 [leer]
/Romanos 6:1-14 [leer]