Es totalmente entendible cuando un agricultor busca un retorno por lo que ha sembrado. Jesús usó este hecho para ilustrar como Dios cual viñador espera que los seres humanos respondan a Él con fruto en su vida. El trato recibido por los siervos merece reproche.

¿Ni aun esta escritura habéis leído: La piedra que desecharon los edificadores Ha venido a ser cabeza del ángulo; El Señor ha hecho esto, Y es cosa maravillosa a nuestros ojos?” Marcos 12:10-11.

Durante la última semana que pasó Jesús en la tierra, entró en el templo y echó fuera a los cambistas y mercaderes que habían transformado la santidad del templo de Dios en una cueva de ladrones. (Marcos 11:17). Al día siguiente, los líderes religiosos exigieron a Jesús que explicara con qué autoridad había actuado tan enérgicamente el día anterior. Dijeron: “¿Quién te dio autoridad para hacer estas cosas?” v.28. Jesús se comprometió a responder sus preguntas si ellos pudieran contestar una hecha por Él. Remontando a un hecho histórico más de tres años antes, dijo: “El bautismo de Juan, ¿era del cielo, o de los hombres? Respondedme” v.30. Discutían entre sí de esta manera: “Si decimos, del cielo, dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? ¿Y si decimos, de los hombres…? Pero temían al pueblo, pues todos tenían a Juan como un verdadero profeta. Así que, respondiendo, dijeron a Jesús: No sabemos. Entonces respondiendo Jesús, les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas cosas” vv.31-33.

Inmediatamente después Jesús les dijo una parábola acerca de un hombre que plantó una viña, haciendo una PROVISIÓN de trabajo para los labradores. Para PROTEGERLA, la cercó de vallado. Esperando una PRODUCCIÓN, cavó un lagar, y para PREVENCIÓN, edificó una torre. Con todo hecho, la arrendó a unos labradores, y se fue lejos. Llegado el tiempo de la cosecha, envió un siervo para recibir el fruto de la viña, como corresponde al dueño. Pero hubo una reacción inesperada e injusta pues golpearon al siervo y “le enviaron con las manos vacías” Marcos 12:3. El dueño de la viña insistió en buscar fruto y mandó a otro siervo. La reacción fue más violenta; le apedrearon, y “le hirieron en la cabeza,” enviándole de vuelta afrentado, v.4. En el tercer envío cuando fueron varios, esta vez mataron y golpearon a los enviados, v.5. “Por último, teniendo aún un hijo suyo, amado, lo envió también a ellos, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.” v.6. Se ve en la parábola el corazón paciente de Dios que busca fruto en aquellos que Él ha favorecido. Dios ha sido generoso en proveer todo lo necesario en la vida de los seres humanos y solamente espera que le devuelvan el fruto de la gratitud. Los repetidos envíos de los siervos es una clara demostración de la misericordia de Dios.

Al final envió a su único hijo, el hijo amado, diciendo que “Tendrán respeto a mi hijo”. El trato dado al hijo fue despreciable. La conducta de los labradores fue atroz. Es una clara referencia a lo que pasó al Señor Jesús cuando vino a buscarnos “tomando la forma de siervo” Filipenses 2:7. Vino del Padre y la falta de reverencia hacia su persona fue patente. Los hombres se atrevieron a escupir en su rostro y colgarle en una cruz. “¿Qué, pues, hará el señor de la viña? Vendrá, y destruirá a los labradores, y dará su viña a otros” Marcos 12:9. Hoy día, hay amigos y parientes nuestros que no tratan a nuestro Amado Señor y Salvador con reverencia. No respetan al Hijo como el Enviado de parte del Padre. La pregunta hecha por Jesús tiene la respuesta incluida. Habrá castigo para los tales. Oremos por los amigos y testifiquémosles diciendo que en ellos Dios busca humildad, gratitud y fe en el Señor Jesús. Pues, si no, “el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” Juan 3:36. –DAJ

Lectura Diaria:
2 Reyes 1 [leer]
/Jeremías 34 [leer]
/Hebreos 5:11-6:20 [leer]