Los nombres de Josué y Caleb serán siempre vinculados en la historia de Israel. Fueron los únicos espías que trajeron un mensaje positivo para entrar en la tierra prometida. La voz negativa de los otros diez prevaleció. El pueblo no entró pero estos dos siguieron fieles.

 

“El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo”.  Apocalipsis 21:7.

 

Josué y Caleb se hallan unidos cuando trataban de convencer al pueblo de Israel a entrar en la tierra prometida. Los dos estuvieron entre los doce espías que Moisés envió para conocer la tierra donde Israel debía entrar. Sin embargo, diez espías levantaron una voz contraria. La gente optó por no entrar y por cuarenta años el pueblo anduvo peregrinando en el desierto mientras la generación de los israelitas de veinte años arriba moría. Josué y Caleb y sus familias fueron preservados a causa de su fe. Se mantuvieron fieles a Jehová y entraron triunfantes en la tierra de promisión, los únicos sobrevivientes de una generación que había salido de Egipto.

 

Caleb es un caso interesante. Es una figura de un cristiano que se agarra de la promesa de Dios, la disfruta en su corazón hasta por fin recibirla. Tenía alrededor de cuarenta años cuando salió de Egipto. Hubo algunas características de valor en su persona pues era considerada “príncipe” en Israel, o sea un líder, digno de confianza. Por eso fue escogido para ir en la misión especial de reconocer la tierra. Al volver de la misión, tuvo enfrentar la oposición de sus hermanos y compañeros israelitas cuando junto a Josué trataron de convencer al pueblo a obedecer a Dios y entrar en la tierra. Palabras como valiente, honrado, firme en sus convicciones y fiel a Jehová describen a Caleb. Es el tipo de hombre que hoy necesitamos en la comunidad cristiana. Nosotros de edad avanzada queremos animar a la juventud a envalentonarse para servir a Dios a pesar de lo que otros puedan pensar o decir.

 

Algunas referencias a Caleb nos hacen ver la calidad de hombre que fue. “Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos” Números 13:30. Pero los diez le contradijeron. La situación se tornó fea y el pueblo rebelde dijo cosas como “¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto!”;  “Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto Números 14:2, 4. Caleb sintió en el corazón la rebelión de la gente y junto a Josué “rompieron sus vestidos” v.6. Por su fidelidad, Dios dijo: “a mi siervo Caleb, por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí, yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión” v.24. Hagamos un avance rápido de más de cuarenta y cinco años. El pueblo ya está en la tierra y Caleb vino delante de Josué para recibir lo prometido. “Josué entonces le bendijo…  por tanto, Hebrón vino a ser heredad de Caleb hijo de Jefone cenezeo, hasta hoy, por cuanto HABÍA SEGUIDO CUMPLIDAMENTE A JEHOVÁ DIOS DE ISRAEL” Josué 14:13.14. Caleb tuvo su herencia en su corazón, antes que pudiese tenerla en sus manos. Caleb confió en un Gran Dios y  consideró a los gigantes. Los otros vieron a  gigantes grandes y un Dios pequeño. “Pelea la buena batalla de fe, echa mano de la vida eterna, a la  cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión  delante de muchos testigos“. 1 Timoteo 6:12. Para seguir cumplidamente hay que tener 1. el ojo puesto; 2. el oido atento; 3. la mente despierta y caminar con 4. paso firme y 5. Concentración para avanzar. Caleb creyó las promesas y quiso animar al pueblo. Ojalá que fuéramos todos como Caleb. –daj

 

Lectura Diaria:
2 Cronicas 12-13 [leer]
/Ezequiel 35-36:15 [leer]
/Juan 13:31-14:14 [leer]