“Y ahora, hijitos, permaneced en él” (1 Juan 2:28)

Continuamos considerando características distintivas de lo que es caminar con Dios. Tenemos que:

El hombre está en condiciones de caminar con Dios cuando cree el evangelio. En ese momento logra –no por mérito propio– la paz con Dios. Hay un acuerdo por primera vez y el hombre coincide con Dios en sus intereses, de acuerdo a las demandas de ese Dios santo. “Nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo” (1 Juan 1:3). La comunión es establecida con el Dios eterno sobre la base de la muerte y resurrección de Jesucristo. No es posible tener comunión con Dios sin haberse convertido. Hay algunos que pretenden agradar a Dios y no tienen en su vida la experiencia de la conversión. Esa es una falacia, la comunión se inicia con la conversión.

Caminar con Dios implica una comunión asentada y continua con Dios. Todos los ejemplos de los hombres de Dios del antiguo testamento que caminaron con Dios nos muestran que ellos mantuvieron una comunión con Dios que iba más allá de circunstancias puntuales. No era un evento esporádico en sus vidas ni uno de fin de semana, sino que era un continuo en sus vidas espirituales. De la misma manera, el creyente requiere de un vínculo permanente con Dios, y eso lo provee el Santo Espíritu. Dice Pablo a Timoteo: “el Espíritu Santo que mora en nosotros” (2 Timoteo 1:14). Es lo que prometió el Señor cuando señaló que iba a enviar “otro consolador”. Este consolador, el Espíritu Santo, iba a estar con ellos “para siempre” (Juan 14:16). De la misma amnera que el Señor Jesucristo caminó en este mundo, en permanente comunión con el Padre, el creyente requiere permanente comunión con el Padre para caminar con Dios. Debe “andar como él anduvo” (1 Juan 2:6).

Caminar con Dios debe constituir el estado normal del cristiano. Un creyente verdadero debe caminar con Dios como condición habitual. Esto no es posible todos los días y en todo momento debido a la naturaleza caída que está presente en cada convertido. Sin embargo, el cristiano debe perseguir activamente andar delante del Señor, a la luz suya. Juan escribe mucho en sus epístolas con respecto a esto:

“Éste es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él.

Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros”

(1 Juan 1:5-10)

 

“El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” A eso invita Juan, a permanecer en Él (ver texto del día). Permanecer en Él equivale a caminar con Él. rc

(continúa)

Lectura Diaria:
Jueces 3:5-31 [leer]
/Isaías 24:1-23 [leer]
/1 Corintios 3:1-23 [leer]