El cansancio espiritual, muchas veces, se produce por quitar la vista del Señor Jesús y ponerla en uno mismo, en los problemas. Bartimeo el ciego es ejemplo de esto.
“Se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, quisiéramos ver a Jesús” Juan 12:21
Bartimeo estaba sentado al lado del camino cuando Jesús iba pasando, rumbo a Jerusalén. Era la última vez que Jesús pasaría por ahí pues pronto sería tomado por manos inicuas y crucificado en una cruz. Bartimeo está ciego y pobre. Afortunadamente su oído está agudo. Escucho el ruido de una turba que viene acercándose y preguntó la razón por qué. Le informan que es Jesús de Nazaret que va pasando. Este comentario despertó un recuerdo en su mente, pues a pesar de vivir en Jericó, pobre y ciego, había sabido de los milagros y las enseñanzas de Jesús de Nazaret. Había concluido correctamente que era el Mesías largamente esperado por los israelitas. Bartimeo piensa en su propia condición y razona que si Jesús ha hecho milagros en la vida de otros, ¿Por qué no en la suya? “Comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!” Marcos 10:47. Le habían informado que era Jesús de Nazaret, pero Bartimeo le llamó por su título mesiánico y pidió misericordia.
Algunos malintencionados le dijeron que callasen, pero el ciego insistió porque el quería recobrar su vista. En su condición, fue el deseo más ferviente que tenía, y Jesús era el único que se la podría restaurar. “Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama.” Como una nota dulce al oído del que había escuchado solamente notas disonantes antes, Bartimeo escucha que Jesús se ha detenido y le llama. Hay creyentes cuya salud espiritual es semejante a la del pobre Bartimeo. Son “pobres en espíritu” y han perdido su visión para apreciar la belleza de Cristo. Es un placer asegurar a los tales que Jesús se ha detenido y les llama. Si se encuentra Ud. en esta situación, siga los pasos de Bartimeo, pues no tuvo que escuchar dos veces la grata noticia. Se levantó donde estaba, y presuroso fue conducido a la misma presencia del Señor Jesús. Respondiendo Jesús al clamor por misericordia, “le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, QUE RECOBRE LA VISTA.” Marcos 10:51. ¿Será esta la petición de Ud. que se siente lejos del Señor?
Los que una vez disfrutaban de la comunión con Dios, pero se han alejado de Él, deben estar dispuestos a abandonar el lugar de lejanía. Bartimeo echó a un lado su capa como Ud. que quiere volver, tendrá que echar a un lado las cosas que le tienen atrapado. El Señor no quiere escuchar excusas ni las supuestas razones por su alejamiento. Quiere escuchar el sincero deseo como dijo Bartimeo, ‘QUIERO RECOBRAR LA VISTA’. El camino de regreso es el mismo que transitó cuando se convirtió. “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” Mateo 11:28. Dios desea verle restaurado y con los ojos nuevamente abiertos, para apreciar “a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra,” Hebreos 2:9. –daj