Hay mucha liviandad hoy día cuando se trata de respetar los compromisos. Llegadas tardías, demoras en realizar trabajos, faltar a una promesa hecha, son algunas evidencias. Estar comprometido con Jesús es mucho más que eso.
“Y (Jesús) estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar” Marcos 3:14.

¿Conoces tú a Cristo como tu Salvador? ¿Le reconoces como tu Señor? ¿Eres salvo por la gracia de Dios? Millones han respondido al llamado del evangelio “que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” Romanos 10:9. En términos bíblicos, tales personas se han convertido en seguidores del Señor Jesús. Dios Padre las ve como hijos e hijas de su familia. Sea como seguidor o sea como hijo o hija en la familia, existe un compromiso para servir al Señor. ¿Estás comprometido en alguna labor para la gloria de Dios? ¿Estás involucrado en las actividades de alguna asamblea local? El compromiso de los hijos de Dios significa participación en actividades espirituales como el orar, ofrendar, en fin, en participar de tal manera que el evangelio sea presentado al mundo, perdido en su pecado. Dios en su bondad nos salva y al mismo tiempo nos llama a servirle mientras nos tenga aquí en el mundo.

En una ocasión Jesús pasó la noche orando y en la mañana al bajar del monte, escogió a doce discípulos “para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar” Marcos 3:14. Antes de salir a predicar, los escogidos debían pasar tiempo con él. Habría sido una rica experiencia para los doce escuchar a Jesús enseñar y verle tratar con las personas que le rodeaban. Veían despliegues de su poder cuando Él daba vista a los ciegos o sanaba a los enfermos. El objetivo de pasar tiempo con Jesús era para prepararlos a fin de enviarles a predicar. Pasaron casi un año con Él antes de salir a predicar. Ahí está la clave para tener un ministerio efectivo; tener comunión con el Señor y comprometerse a servirle. Estar comprometido con Él significa participar en la obra que Dios está realizando en el mundo, es decir, alcanzando a los perdidos y una vez hallados, enseñarles las grandes verdades bíblicas y como vivir una vida que agrada a Dios. Esto es producto de estar comprometido con el Señor.

Los discípulos estuvieron con Jesús en Caná de Galilea acompañándoles en unas bodas cuando faltó el vino. Jesús hizo el milagro de cambiar el agua en vino. “Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él” Juan 2:11. Los discípulos vieron a Jesús conversar con una mujer de Samaria y como producto de su enseñanza, volvió ella a decir a sus conciudadanos que el Mesías había llegado. Muchos samaritanos salieron de la ciudad para conocer a Jesús. Jesús quiso comprometer a los discípulos pues al acercarse los samaritanos, dijo: “¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega” Juan 4:35. Para estar verdaderamente comprometido con Jesús, hay que pasar tiempo con Él, adorando y aprendiendo. –daj

Lectura Diaria:
2 Cronicas 14-15 [leer]
/Ezequiel 36:16-38 [leer]
/Juan 14:15-31 [leer]