“La gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente” Tito 2:11-12

Durante la Segunda Guerra, dos famosos generales comandaban a sus ejércitos para poder controlar África del Norte. El General Erwin Rommel era el más destacado que Hitler tenía y le mandó para pelear contra los aliados. Cuando el general Claudio Auchenlek de Inglaterra no tuvo mucho éxito contra Rommel, Winston Churchill le reemplazó con el General Bernard Montgomery, destacado militar inglés. Rommel era tan exitoso que recibió el apodo de “El Zorro del Desierto.” Fue un brillante estratega y sus campañas son estudiadas por los militares hoy día. Montgomery llegó en Agosto del año 1942 para hacerse cargo del ejército aliado. Ante el hábil Montgomery, Rommel se rindió el 4 de Noviembre, 1942. Fue en la famosa Batalla de El Alamein, un lugar a 240 kms. de El Cairo, donde los aliados ganaron bajo el liderazgo de Montgomery.

Durante la guerra en el desierto de África del Norte, los que visitaron a Montgomery en su cuartel general se encontraron con una anomalía. Colgado en el muro Montgomery tenía el cuadro del General Rommel. No había foto del Rey Jorge VI, ni de Sir Winston Churchill, u otra destacada figura de los aliados. La explicación dada por sus asesores fue que Montgomery nunca quería olvidarse de quién era su enemigo para poder defenderse y atacar en el momento oportuno. Hay algo en esto que tiene significado para nosotros los creyentes en el Señor Jesús. Cuando fuimos salvos, recibimos vida nueva, y nos convertimos en hijos de Dios. La epístola a los Filipenses dice que nuestra ciudadanía está en el cielo y en el libro de 2.a Corintios somos llamados “embajadores.” Si estamos en el mundo, estamos de visita y vivimos en territorio enemigo. ¡Ay de quien se olvide del enemigo y no se mantenga en alerta!

Pedro el apóstol sabía del enemigo, pues exhortó, “Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar” (1 Pedro 5:8). El diablo busca sembrar dudas en la mente del cristiano para hacerle desconfiar de las promesas de Dios. Utiliza a los falsos maestros con sus presentaciones equivocadas. Debemos acordarnos que los que no predican la doctrina pura de la Biblia son emisarios del enemigo. “Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:11-12). Algunos piensan que estamos luchando contra personas, pero detrás de ellas está Satanás el enemigo. El Señor Jesús sabe cuán débil somos. En el caso de Pedro, le dijo: ”Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte” (Lucas 22:31-32). Cuán animador es saber que el Señor interviene a favor nuestro para que nuestra fe no falte. Quiere que seamos fuertes “para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Corintios 2:11). El diablo ya es enemigo vencido por el Señor Jesús y Él espera que vivamos victoriosos por medio de Él. –daj

Lectura Diaria:
Números 3:1-51 [leer]
/Salmos 148:1-150:6 [leer]
/Marcos 13:1-37 [leer]