El pueblo de Israel tuvo que aprender una lección luego de comenzar a tomar posesión de la tierra de Canaán. Tuvieron que aprender que es necesario tomar a Dios en cuenta para obedecerle.
“Después de esto, leyó todas las palabras de la ley, las bendiciones y las maldiciones, conforme a todo lo que está escrito en el libro de la ley.” Josué 8:34.

Habiendo llegado a la tierra de Canaán, los israelitas no podían ocuparla sin luchar para echar fuera a los habitantes. La tierra les pertenecía en virtud de las promesas de Jehová hechas a Abraham, Isaac, y Jacob. Más de cuatrocientos años habían transcurrido sin que ellos la hubiesen ocupado pues estuvieron en Egipto. Cuando entraron en la tierra, la ciudad de Jericó cayó por la poderosa mano de Dios. Siguieron en su tarea de conquistar, y sufrieron una derrota vergonzosa cuando trataron de vencer a la ciudad de Hai. Aunque fueron advertidos de no llevarse nada de lo que encontrasen en Jericó, Acán desobedeció y guardó algunos artículos valiosos en su carpa. Dios permitió la derrota frente a Hai para llamar la atención a un pecado oculto. El juicio contra Acán fue drástico pues perdió su vida. Luego Jehová instruyó a los israelitas a volver a atacar a Hai, asegurándoles una victoria. Se refirió a la experiencia de la victoria sobre Jericó a fin de animar al pueblo. (Josué 8:2). El método de atacar la ciudad iba a ser totalmente distinto al usado contra la ciudad de Jericó. Consultaron a Jehová, quien era su Comandante y les indicó la estrategia que habían de usar. En la vida cristiana, las derrotas enseñan lecciones y sirven para que reconozcamos que cuando Dios dirige, todo cambia.

Treinta mil soldados escogidos, enviados durante la noche, habían de esperar la señal para que la estrategia diera resultados, Josué 8:4-7. La ciudad ha de ser quemada a fuego. Josué se quedaría junto al pueblo y su presencia debía animarles cuando partieran los soldados en su misión. El Señor está cerca de los que son de Él, especialmente en tiempos de peligro. “Josué avanzó aquella noche hasta la mitad del valle” tendiendo la trampa, v.13. Cuando los hombres de Hai salieron, “Josué y todo Israel se fingieron vencidos y huyeron delante de ellos…” v.15 Jehová indicó a Josué el momento cuando había de extender su lanza para que los soldados que estaban en la emboscada entrasen en la ciudad abandonada y la prendieran fuego, vv.18-19.

La destrucción de las pertenencias del enemigo fue una demostración de que cuando Dios está en control, una victoria completa es el resultado. Un altar fue construido según las especificaciones de la ley y luego ofrecieron holocaustos. Sobre las piedras fue escrita una copia de la ley y todas las palabras fueron leídas, con las bendiciones y las maldiciones, delante de toda la congregación de Israel, vv.30-35. Las piedras serían un monumento para recordar que al consultar a Jehová tenían la responsabilidad de cumplir con ella. Hoy día, la Biblia está en nuestras manos y nos corresponde consultar a Jehová prestando oído a ella para obedecerla. –daj

Lectura Diaria:
2 Samuel 6 [leer]
/Nahúm 1 [leer]
/Romanos 13 [leer]