Los juegos olímpicos en este año 2012 han de llevarse a cabo en Inglaterra. Faltan unos meses antes que comiencen, pero los atletas ya han venido preparándose desde años atrás. La misma disciplina aplicada a sus vidas por los atletas sirve dar una lección a los cristianos.

 

“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.” 1 Corintios 9:24.

 

Es obvio que el apóstol Pablo tuvo conocimiento de los juegos olímpicos, pues hizo referencia a los corredores y los pugilistas. Cuando escribió a los cristianos que residían en la ciudad de Corinto, les preguntó como aparece en el texto de cabecera. Para los Corintios, cultivadores del deporte, no les sería difícil captar la idea. Sigue diciendo: “Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, (es decir, los participantes en los juegos), “ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros,” (y aquí se refiere a los cristianos a quienes está aplicando la lección), “a nosotros, una incorruptible” v.25. Los deportistas olímpicos obtenían su corona hecha de hojas del laurel, y se marchitaba muy luego. Fue corruptible. Los cristianos en su carrera pueden obtener una corona incorruptible, que nunca se marchita, nunca se echa a perder. ¿Cómo puede adquirir esta corona incorruptible? Correr según la voluntad de Dios.

 

Habiendo establecido la idea de un corredor y un pugilista, Pablo aplica la lección, usando el ejemplo de sí mismo, “así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre” vv.26-27.  Se refiere a la disciplina que se aplicaba a sí mismo en su vida cristiana. Está preocupado por el ejemplo que ya había dado, pues no quería desvirtuarlo. Dijo textualmente, “no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” v.27. No quería él ser igual a la figura criolla que predica, pero no practica. La corona corruptible se obtendrá después que el cristiano haya vivido su vida bajo un régimen de sujeción a la Palabra de Dios.

 

Cuando uno lee 1 Corintios 9, la figura de un boxeador no parece cuadrar con el mensaje de gracia y amor que el hijo de Dios ha de demostrar en el mundo. No está hablando de ser agresivo y listo para pegar con los puños. Se destaca la disciplina necesaria para que estos deportistas adquieran el premio.  Es fácil captar la figura del corredor llegando a la meta y ganando. O el boxeador que logra vencer a su contrincante. Ganan, respetando las reglas del juego. Si no respetan las reglas, son eliminados. Para el creyente, solamente el servicio hecho de acuerdo con la voluntad de Dios es aceptable. Es el único servicio que será recompensado ante el tribunal de Cristo. Es por eso que Pablo instruyó a los creyentes en Éfeso: “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor” Efesios 5:15-17. Conociendo la voluntad de Dios, “Corred de tal manera que lo obtengáis.” 1 Corintios 9:24. –DAJ

 

Lectura Diaria:
Génesis 44:1-34 [leer]
/Salmos 22:1-31 [leer]
/Mateo 25:31-46 [leer]