¿Tenemos excusas para no hacer lo que debiéramos? Consideremos las lecciones que nos deja una historia bíblica.

“No tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua” Juan 5:7

 

El hombre que yace al lado del estanque de Betesda estaba enfocado en lo que le faltaba, en sus carencias. Carecía de un amigo que le ayudara. Carecía de la fuerza para hacerlo por sus propios medios. Ni siquiera podía mirar más allá de el agua que se movía, pero mientras estaba preocupado con lo que no tenía, ignoraba completamente lo que sí tenía: ¡Tenía a Jesús, de pie a su lado!

Entonces podemos preguntarnos, siendo creyentes en Cristo… ¿Cuál es tu excusa para continuar yaciendo, al lado de tus responsabilidades? ¿Cuál es tu excusa para permanecer espiritualmente como un niño, debiendo ser ya maduro en tu fe? ¿Cuál es tu excusa para continuar durmiendo, cuando debieras estar arrodillado en oración? ¿Cuál es tu excusa?

¿Es acaso falta de fe? ¿Falta de fuerza de voluntad? ¿Falta de conocimiento? ¿Falta de disciplina? ¿Falta de energía? ¿Te falta un amigo que te empuje, cuando en realidad debieras tomar tu propia responsabilidad de manera honesta y verdadera? No hay excusa válida que tú o yo podamos levantar, pues tenemos al Señor Jesucristo.

de Anne Graham Lotz/rc
(Continúa)

 

Lectura Diaria:
2 Reyes 23 [leer]
/Lamentaciones 3 [leer]
/1 Timoteo 6 [leer]