Los cuatro jóvenes en Babilonia son excelentes ejemplos que pueden servir a la juventud de hoy para saber cómo reaccionar frente a una prueba de su fe. Los cuatro recibían enseñanza universitaria. Por tanto, sirven para los universitarios de hoy.

“Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.” Daniel 1:8

La historia de Daniel y sus tres compañeros ha sido un tema contado reiteradamente en reuniones para grandes y chicos. Daniel mismo ha sido puesto ante la juventud como un ejemplo digno de imitar pues “propuso en su corazón no contaminarse” con la comida del rey. ¿Cuál fue el problema con la comida? Puede ser que fuese de animales inmundos según la ley de Jehová. Es posible que el animal hubiese sido estrangulado como solían hacer los paganos y los israelitas no debían comer carne no sangrada. Otra razón que pudiera ser más acertada fuera que los animales habían sido ofrecidos a los dioses falsos y por eso no querían comer de la mesa del ídolo. Daniel y sus compañeros no querían participar en nada que pudiera comprometer su conciencia delante de Jehová.

Llama la atención que el nombre de Daniel no aparece en la lista de los héroes de la fe que sale en Hebreos 11. Daniel se destaca por su fidelidad en un país extranjero lejos de la influencia de sus mayores. En su temprana juventud había aprendido lecciones valiosas que le sirvieron en circunstancias comprometedoras en Babilona. Cuando Daniel estuvo en el foso de los leones, el rey Darío fue en busca de él y cuando le llamó la mañana siguiente, dijo: “Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, ¿te ha podido librar de los leones?” Daniel 6:20. El alivio tiene que haber sido grande para el rey cuando escuchó la voz de Daniel asegurándole que sí. ¿Se fijó que el rey usó el nombre Daniel y no Beltsasar? Los babilonios quisieron cambiar los nombres a los jóvenes, pero no lograron cambiar su carácter. No importa los nombres que pongan a los cristianos en el día de hoy. En nada cambia lo que tenemos dentro del corazón.

Es instructivo pensar en los nombres por los cuales los creyentes en Cristo sean conocidos. Por ejemplo, son “hijos de Dios”, “siervos de Jesucristo”, y “santos en Cristo Jesús”. Debe ser el deseo de todo hijo de Dios vivir a la altura de los nombres que lleva, manifestando los rasgos familiares divinos. Daniel y sus compañeros aceptaron la beca ofrecida de estudiar en la Universidad de Babilonia. Pero su conocimiento acerca de su Dios, el Vivo y el Verdadero quedó intacto. Los jóvenes universitarios hoy día tienen que enfrentar situaciones difíciles. Como los cuatro jóvenes en Babilonia que dependieron de Dios, así los jóvenes hoy pueden depender de Dios sabiendo que es su Ayudador. Pedro el apóstol escribió:”Apártese del mal, y haga el bien; Busque la paz, y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus oraciones;… ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien? 1 Pedro 3:11-13. Es el momento de proponerse en el corazón a obedecer. –daj

Lectura Diaria:
1 Cronicas 7 [leer]
/Ezequiel 10 [leer]
/Juan 2:23-3:21 [leer]