Los evangelistas cuentan eventos en la vida de Jesús. En algunos casos, los escritores relatan las conversaciones que tuvo Jesús con sus opositores. Jesús manejó bien toda conversación y dejó a sus opositores con las manos vacías cuando querían atraparle en algún dicho. Su respuesta a la pregunta sobre a quién debe uno dar tributo.

 

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”  Romanos 12:1.

 

Durante su estadía aquí en el mundo, el Señor Jesús fue constantemente asediado por sus opositores, quienes querían atraparle en una palabra o en una interpretación para poder presentarle ante el pueblo como falto de conocimiento. En una oportunidad, Jesús relató una parábola acerca de una viña arrendada a ciertos labradores. Llegado el tiempo de la vendimia, el dueño mandó a sus siervos para recibir la utilidad que le correspondía. La respuesta fue menos que cordial, y al final hubo violencia en contra de otros siervos enviados para recibir el retorno legítimo por su inversión. Los líderes del pueblo “procuraban prenderle, porque entendían (correctamente) que decía contra ellos aquella parábola”. No lo hicieron porque “temían a la multitud, y dejándole, se fueron”  Marcos 12:12.  Sin embargo, se molestaron porque Jesús les dejó sin argumento y por eso, “le enviaron algunos de los fariseos y de los herodianos, para que le sorprendiesen en alguna palabra” v.13.

 

Las palabras lisonjeras de ellos revelan su hipocresía. Dijeron: “sabemos que eres hombre veraz, y que no te cuidas de nadie; porque no miras la apariencia de los hombres, sino que con verdad enseñas el camino de Dios. ¿Es lícito dar tributo a César, o no? ¿Daremos, o no daremos?” v.14. Si lo que expresaron hubiese sido una convicción verdadera acerca de Jesús, no habrían venido para tenderle una trampa. Si hubieran aceptado la parábola como el reflejo verdadero de su condición, no preguntarían nada. El verso 15 demuestra que el Señor tenía perfecto conocimiento de ellos. “Mas él, percibiendo la hipocresía de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis?

 

En seguida y con maestría, Jesús ordenó a sus interlocutores, “traedme la moneda para que la vea”. La moneda que trajeron fue una que llevaba la imagen y la inscripción de César. Ellos mismos la identificaron, v.16.  De nuevo el Señor les dejó sin palabra cuando dijo: “Dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios” v.17.  Con su pronunciamiento, Jesús estableció un principio que sigue vigente hasta el momento presente. Debemos acatar lo que las autoridades cívicas establecen para la buena convivencia. ¿Y que de nuestra responsabilidad ante Dios? ¿Qué es lo que lleva la imagen de Él?  El ser humano fue creado a la imagen de Dios. Por tanto, Dios espera que respondamos como dice en Romanos 12;  presentar “vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios.”  ¿Ha obedecido al Señor Jesús en su enseñanza? –daj

 

Lectura Diaria:
Deuteronomio 4 [leer]
/Eclesiastés 5-6 [leer]
/Lucas 7:30-50 [leer]