El rey David es importante en el Antiguo Testamento. También lo es en el Nuevo pero allí es el Hijo de David Él que recibe la atención.

 

“Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!” Marcos 10:47.

 

Uno de los personajes más destacados del Antiguo Testamento es David. Irrumpe en la historia bíblica como un joven olvidado, cuidando ovejas. Cuando el profeta Samuel llegó para ungir a un hijo de Isaí como rey, a Isaí el padre no se le ocurrió que David pudiese ser el escogido. Por eso, no se molestó por llamarle junto a los demás hijos. Seguramente Isaí pensó que entre los otros hijos, todos mayores de David, saldría el ungido. Ellos eran grandes de estatura y de muy buen parecer. Samuel se dejó llevar por el fervor de Isaí y Dios tuvo que reprenderle. Le advirtió que el hombre mira al exterior y saca sus conclusiones, más Dios mira al corazón y allí radica la diferencia. David fue llamado solamente cuando Samuel se mostró perplejo pues ninguno de los hermanos presentados por Isaí recibió el visto bueno de Dios. Preguntó Samuel, “¿Tiene Ud. otro hijo?” Isaí dijo que sí, pero que era joven y estaba ocupado cuidando las ovejas. “Llámele,” ordenó Samuel. David vino y fue el elegido para ser el futuro rey para la nación de Israel.

 

En aquella época, había otro rey en el trono llamado Saúl. Saúl era un hombre grande. En estatura se sobresalía por encima de los demás. No habría sido difícil ubicarle en cualquier multitud, pues de los hombros para arriba, salía la cabeza de Saúl. Saúl era hombre voluntarioso y de muy mal genio. Jehová había decidido reemplazarle. Mientras transcurría el tiempo, los siervos de Saúl querían apaciguar el ánimo agitado del rey. Mandaron a buscar a un músico que tocara arpa para aliviar a Saúl. Precisamente encontraron a David, el que Samuel había ungido como futuro rey. David no dijo nada acerca de su futura entronización. La Biblia dice que David era “valiente y vigoroso y hombre de guerra”. Además de eso era “prudente en sus palabras.” La Biblia agrega dos cosas más; “era hermoso, y Jehová estaba con él.” Qué linda descripción de un futuro rey. Sin embargo, por lo pronto David ha de esperar el momento fijado por Dios para ser presentado como tal. Mientras tanto, fue llamado por Saúl para tocar el arpa y así “Saúl tenía alivio y estaba mejor, y el espíritu malo se apartaba de él” 1 Samuel 16:23. Saúl hizo que David fuera su “paje de armas” v.21.

 

La historia de David ocupa bastante espacio en el Antiguo Testamento, La razón principal es porque ciertas promesas hechas referentes a él recibirán su cumplimiento en la venida del Señor Jesús. Ciertas promesas tocantes a la familia de David ya se han cumplido, especialmente las referentes al nacimiento de Jesús quien era del mismo linaje. Bartimeo el ciego lo reconoció y clamó por misericordia diciendo “Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí.” El Señor se detuvo y le devolvió la vista al ciego. ¿Acaso habría sido David uno de los temas mencionados por el Señor Jesús cuando se acercó a dos discípulos desconsolados que iban a Emaús? Al tercer día después de su muerte en Jerusalén y ya resucitado, Jesús encontró a los dos caminando a su casa, a corta distancia de Jerusalén. Jesús no se dio a conocer mientras caminaba con ellos en el trayecto a su casa, sino con paciencia abrió su entendimiento usando historias del Antiguo Testamento, y seguramente habló de David.

 

De Jerusalén salía un camino, / Que conducía a la aldea Emaús,

Andaba en él dos apenados / Eran dos seguidores de Jesús.

 

Les alcanzó Jesús, cual extraño, / Y con preguntas Él comenzó,

A descubrirles las razones, / Por qué el ánimo se les acabó.

 

Con paciencia les explicaba, / Que si Cristo tuvo que morir,

Fue por la voluntad de Dios señalada, / Por los profetas antaño, al escribir.

(Continuará)  –DAJ

 

Lectura Diaria:
Éxodo 29:38-30:10 [leer]
/Salmos 78:1-31 [leer]
/Hechos 17:16-34 [leer]