“El siguiente día quiso Jesús ir a Galilea, y halló a Felipe, y le dijo: Sígueme” Juan1:43

Hasta el tercer día de Juan hemos visto un cuadro de la revelación de Dios hacia el hombre, la provisión de un sustituto y lo que el evangelio hace en el hombre. Jesús recibe a quienes le buscan con sinceridad y establece comunión con ellos. Su propósito es todo bondad para el hombre, le quiere iluminar, salvar, perdonar sus pecados, alcanzarle.

El cuarto día de Juan, Jesús activamente busca y llama a Felipe, quien le sigue y habla de Él a Natanael, convencido de que en Jesús se halla al Mesías (Juan 1:45). Notemos que Felipe, al igual que Andrés, inmediatamente identifica en la persona de Jesús a aquel que representa el cumplimiento de las Escrituras del Antiguo Testamento.

Probablemente ellos han pensado en las palabras de Moisés: “Profeta de en medio de ti, de tus hermanos, como yo, te levantará Jehová tu Dios; a él oiréis… (de él dice Dios) y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare. Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta” (Deuteronomio 18:15-19). Natanael inicialmente manifiesta desdén por el hecho de que Jesús fuera nazareno.

Muchos también en el día de hoy manifiestan prejuicios hacia la persona de Jesús por lo que otros le han dicho, o por lo que han visto en la conducta de quienes dicen ser sus seguidores. Lo notable es que Natanael atiende a la invitación de Felipe en las palabras “ven y ve” (Juan 1:46) pues ha de cerciorarse por sí mismo acerca de quien le han hablado. Para vencer su prejuicio e ir a encontrarse con Jesús, este hombre debe sin duda estar genuinamente interesado en las cosas eternas y en la palabra de Dios. Tan pronto Natanael se aproxima, el Hijo de Dios le muestra que conoce perfectamente quién es él. Más aun, identifica con precisión cosas que sólo Natanael sabe (v. 47-48). Acaba de vislumbrar brevemente la omnisciencia, el conocimiento sobrenatural de Jesús, y queda impresionado. Natanael se da cuenta que ante los ojos de Jesús está expuesto, que nadie sino Dios es capaz de tal conocimiento.

En este cuarto día vemos que Jesús satisface. El Hijo de Dios satisface las inquietudes, prejuicios, expectativas y necesidades espirituales de quien se acerca a Él con sinceridad y fe. ¿Busca el lector respuestas a sus inquietudes espirituales? Jesús le satisfará, le mostrará que le conoce y que desea salvarle. Por eso vino a este mundo y dio su vida en la cruz del calvario muriendo por sus pecados. Crea en Cristo, venga sin prejuicios al que satisface el alma humana, y que lo hace para siempre, “para vida eterna” (Juan 4:14). rc

Lectura Diaria:
Josué 4-5:12 [leer]
/Isaías 1 [leer]
/Lucas 21:5-38 [leer]