“Éste es el Hijo de Dios” Juan 1:34

Hemos considerado brevemente la primera semana del Evangelio de Juan. En ella encontramos la revelación de Dios respecto de su Hijo como el Verbo eterno de Dios, la condición ignorante del ser humano con relación a Él, la cercanía y simpatía de Jesús con el hombre pecador, así como su poder y gloria que se manifiestan en bien para la humanidad.

La semana se inicia mostrándonos a Jesús como el gran desconocido. Está muy cerca, en medio, y sin embargo no es advertido ni estimado por los seres humanos. El segundo día es presentado como el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. En su cuerpo santo él llevará los pecados de todo ser humano y derramará su sangre preciosa para su redención. El tercer día vemos a Jesús recibiendo a unos pocos que le buscan y estableciendo comunión con ellos. Él no echa fuera, no es hostil con quienes inquieren acerca de su persona. El cuarto día nos muestra que Cristo satisface las inquietudes, prejuicios, expectativas y necesidades espirituales de cuantos se acercan a Él con sinceridad y fe. En los tres últimos días de esta semana apreciamos que Jesús es capaz de transformar la vida de una familia que le incluye en su hogar. También destaca como uno que tiene autoridad e independencia, y que no se fija en los vínculos humanos ni familiares para hacer su obra perfecta. Finalmente, vemos un ser glorioso, de poder ilimitado, mas a la vez condescendiente y bueno con el hombre, a quien intenta bendecir y salvar.

Hay un gran contraste entre los días uno y siete: al principio el Hijo de Dios es un ser ignorado y anónimo para el común de la gente, mas al final termina siendo reconocido y apreciado como el Mesías verdadero, aunque por pocos. Todos los que escucharon las palabras de Juan podrían haberle seguido y habrían sido bendencidos, todos ellos pudiesen haber sido salvos, pero muy pocos se interesaron por conocer al Señor. ¡Oh que el lector pudiera experimentar en su corazón el proceso descrito en estos días de la primera semana de Juan para ser salvo! Jesús es el salvador del mundo hoy, mas en un futuro será el Juez. ¿Porqué no rendir la voluntad a quien puede salvar su alma por la eternidad? Mire a Cristo con fe, vea quién es Él, mire su obra y reconozca su poder. Hágalo parte principal de su vida. Recíbale como su salvador personal, y usted será salvo. –rc

Lectura Diaria:
Génesis 46:1-47:27 [leer]
/Sálmos 25:1-22 [leer]
/Mateo 26:31-56 [leer]