Nadie duda de que Dios sea perfecto. Ningún ser humano podría reclamar lo mismo. Pero El Señor Jesús nos llama a ser perfectos, o maduros. La gracia de Dios está disponible para socorrernos para lograrlo.

 

“Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.” Mateo 5:48.

 

En el Sermón del Monte, el Señor Jesús enseñaba a la gente acerca de la necesidad de amar al prójimo. Terminó llamando a los oyentes a ser “perfectos” como es el Padre en los cielos. Usó la palabra “perfecto” en el sentido de algo totalmente terminado al cual no le falta nada. ¿Se atreve alguien a pensar que el Padre tenga que adquirir más madurez? Por supuesto que no. Todo lo que Dios hace lleva la estampa de su carácter perfecto. Por ejemplo, cuando Dios creó el mundo y vio todo lo que había hecho, “he aquí que ERA BUENO EN GRAN MANERA” Génesis 1:31. La condición fue repentinamente alterada por culpa del ser humano. Eva primero y luego Adán ejercieron su libre albedrío para desobedecer y hundieron al mundo en la condición pecaminosa actual. Si hubieran tomado en cuenta la perfección de Dios, hoy la vida sería muy distinta. El mundo tiene que esperar un día en el futuro cuando el que está sentado en el trono dirá: “He aquí, yo hago nuevas todas las cosas” Apocalipsis 21:5.

 

David supo de la perfección de los juicios de Dios. “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma” Salmo 19:7. La Palabra de Dios es sin defecto. Este se ve en lo que produce pues “hace sabio al sencillo” v.7, y sus rectos mandamientos “alegran el corazón” v.8. El precepto puro de Jehová “alumbra los ojos” v.8. De los juicios de Jehová podemos depender pues “son verdad, todos justos” v.9. El efecto de la perfecta ley de Jehová fortalece el espíritu, embellece el alma, y permite que se cumpla la exhortación del texto de cabecera de ser como el Padre.

 

Pablo mismo supo que la Escritura inspirada por Dios es útil “para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” 2 Timoteo 3:16. El objetivo buscado es “que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” v.17. El estándar de perfección es Dios mismo y llama a sus hijos a ser como Él en el mundo. Dios nos dé gracia para que se cumpla tal deseo divino. –daj

 

Lectura Diaria:
Levitico 2:1-16 [leer]
/Salmos 99:1-101:8 [leer]
/Hechos 25:13-27 [leer]