Tener discernimiento espiritual es una cualidad altamente necesaria en la vida de cualquier creyente. Salomón reconoció que le hacía falta para gobernar al pueblo, y para saber diferenciar entre lo bueno y lo malo. En el mundo de hoy, necesitamos un “corazón entendido” para evitar el pecado y guardarnos de ser engañados.

Salomón oró: “Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?” 1ro Reyes 3:9

 

 

El ejemplo de Salomón nos da la pauta para que obtengamos el discernimiento. Salomón se lo pidió a Dios. Reconoció lo importante de ello para poder actuar bien en su vida, y en sus relaciones con otros. Lo necesitaba para saber distinguir entre lo conveniente y lo inconveniente, entre lo provechoso y lo dañino, entre lo bueno y lo malo. Salomón fue motivado por un deseo sincero de actuar bien delante de Dios. No pidió prosperidad personal para sí, sino pidió entendimiento para servir a Dios como un rey sabio. Con un “bono adicional”, Salómon fue bendecido con la promesa de riquezas y gloria, y vida prolongada para glorificar a Dios. 1 Reyes 3:13-14. El discernimiento espiritual no es una función de la mente, sino del corazón bajo la guía del Espíritu Santo. Su valor es en percibir los verdaderos valores que, puestos en práctica, glorifican a Dios.

— daj