La pregunta de la meditación de hoy se ha hecho miles de veces. Gracias a Dios, no tenemos que vivir con dudas acerca de este importante tema. La Biblia es la única fuente que puede contestar la pregunta.

 

 

“Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” Juan 14:3

 

En tiempos de tragedia nacional e internacional, la suerte de los que perdieron su vida hace surgir la pregunta, ¿Dónde están los muertos? La pregunta no se refiere tanto al paradero geográfico, sino cuando alguien pasa de este mundo, ¿a dónde fue? Hay familias que hacen la pregunta referente a sus seres queridos. El dolor por alguien que muere es intenso en muchos casos. Quiera el Señor suministrar su consuelo a los tales. En la Biblia leemos “las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza” Romanos 15:4.

 

Una vez, unos padres me preguntaron: “nuestro hijo murió, ¿dónde se encuentra?” Con cuidado, seriedad y comprensión buscamos en la Biblia la respuesta, pues es la Palabra de Dios. Es reconfortante saber que “El eterno Dios es tu refugio, Y acá abajo los brazos eternos” Deuteronomio 33:27. El tema de la muerte es de gran interés porque tarde o temprano, todos tendremos que pasar al grande y eterno más allá. Conoceremos en aquel entonces lo que hay “al otro lado”. Pero la pregunta fundamental para nosotros es: ¿podemos saber a dónde vamos, antes que llegue la muerte? La Biblia habla acerca de la vida ultratumba y aparte de la Biblia no hay otra fuente que valga. Hay conocidos nuestros que nos han precedido y ninguno de ellos ha vuelto. Esto parece echar un espeso velo sobre el futuro. Algunos se sienten como están en una oscuridad total. El corazón clama por una revelación divina. Ciertamente, Dios sabe dónde están las almas de los que partieron ya. Por su Palabra podemos ser iluminados en cuanto al futuro.

 

Guillermo Gladstone, primer ministro británico y fiel embajador de Cristo, fue visitado un día por un noble llamado Lord Roseberry. Era la última visita que éste haría a su amigo y confidente, y el Sr. Gladstone le aconsejó, “cuida tu alma, Lord Roseberry, cuida tu alma”. El consejo debe hacer eco entre nosotros también, porque el alma va a existir para siempre. El paradero de ella en el futuro será determinado por si en lo relacionado con Dios, uno haya confiado en Cristo. La vida eterna recibida por fe en el Salvador establece la única relación que garantiza estar en la presencia de Dios después de muerto. Quienes no lo hagan van al infierno. Pablo el Apóstol habló con certeza acerca de su servicio, diciendo, “yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” 2 Timoteo 1:12. La Biblia enseña que podemos saber por cierto a donde vamos. Juan el evangelista escribió de las obras del Señor Jesús, y concluyó diciendo: “Estas se han escrito para que CREÁIS que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre”. Por medio del Señor Jesús, uno puede estar seguro que terminada la vida aquí en la tierra, irá a estar con Él en el cielo mismo. (Continuará). –daj

 

Lectura Diaria:
1 Reyes 22 [leer]
/Jeremías 33 [leer]
/Hebreos 4:14-5:10 [leer]