Dios ha permitido que una falta cometida por Pedro fuera recordada en al Nuevo Testamento. El mismo Pablo dejó constancia del hecho en su carta a los gálatas. Sirve para demostrar que nadie, por importante que sea, esté fuera de la posibilidad de no andar bien en la vida cristiana. Es bueno considerar que la nueva vida en Cristo debe tener este efecto.

 

Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento;… Para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios” 1 Pedro 4:1-2

 

“Nadie es perfecto”. Todos lo sabemos por experiencia. Dios ha permitido que la Biblia relate de un apóstol que pecó. Fue necesario que Pablo reprendiera a Pedro por su comportamiento discriminatorio contra los gentiles en presencia de los judíos. Mientras sus hermanos judíos visitantes no estaban, Pedro compartía con los gentiles, pero cuando estos llegaron, cambió de actitud, por temor a ellos. Fue una contradicción del espíritu cristiano pues Santiago dice: “Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de persona” (Santiago 2:1).

 

Sabemos de lo relacionado con Pedro leyendo la epístola a los Gálatas, escrito por Pablo. Se refirió al hecho para destacar que el sentido cristiano requiere tener una visión universal para esparcir la semilla del evangelio entre todos, “sin acepción de personas” (Gálatas 2:6). En un principio, Pedro lo entendía así y había declarado ante Cornelio en Cesarea, “En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas” (Hechos 10:34). Cuando Pablo vio lo que Pedro hizo, le llamó la atención, haciéndole ver su hipocresía. No fue solamente por él, sino también por los otros que siguieron su ejemplo. Se supone que ocurrió en Antioquía donde Bernabé había llegado antes. Al ver la gracia de Dios alcanzando a los gentiles,  Bernabé “se regocijó” (Hechos 11:23). Lo sorprendente es que en la simulación de Pedro “participaban también otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos” Gálatas 2:13.

 

El comportamiento cristiano requiere dedicación para no ofender y dejar un mal ejemplo. Alguien tuvo que hablar a Pedro para proteger a los menos instruidos y para mostrarle que su comportamiento tendría un efecto adverso en otros. “Ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí” (Romanos  14:7). Un niño vino corriendo para informar a su madre de una tempestad que se acercaba y usó una grosería para describirla. Recibió una palmada en la boca. “Pero, es lo que dijo mi papá” explicó. Todos somos observados mientras actuamos y hablamos. ¿Qué tal, el comportamiento suyo? ¿Es digno de ser imitado? El cristiano sabe que “con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas  2:20). Por eso, dice: “Para mí el vivir es Cristo” (Filipenses 1:21) -–daj

Lectura Diaria:
Exodo 8:1-32 [leer]
/Salmos 38:1-39:13 [leer]
/Hechos 3:1-26 [leer]